Uno de los integrantes de la Comisión de la Cámara de Comercio Luciano Ferreiro, nos brindó detalles sobre el recorrido por la zona, donde las aguas de Bermejo ingresan a los bañados, esteros y lagunas de la zona sur de la provincia, y a falta de ellas, está matando la producción agro-ganadera de la región del sur provincial.
En esta oportunidad pudimos llegar hasta el lugar indicado, expresó Ferreiro, pero “con el acompañamiento de técnicos, el intendente Mario Brignole, los medios de comunicación televisiva, radial y gráfica, para demostrar fehacientemente la situación del por qué el productor formoseño debe sufrir consecuencias que no es de la naturaleza, pero sí, de personas que sólo se interesan por sus propios bienes y su enriquecimiento, y para peor no son productores formoseños”.
“Con esta visita de funcionarios y medios, queremos hacernos oír, para ver la posibilidad de que se acceda al destaponamiento de las aguas a los riachos más importantes para que nuestros productores vuelvan a sembrar, ya fue demasiado con la situación climática que nos afectó, y nos encontramos ahora con esta inmoralidad hacia cientos de productores formoseños que viven del sustento del campo y su chacra, y porque sus ganancias los invierten en los almacenes de la provincia y no en los grandes comercios”, dijo.
“Los pequeños productores emigran a otros lugares, vienen a los centros urbanos, y se encuentran con que la vida no es lo mismo, debemos apelar al buen sentido común, si queremos una Formosa potente y poderosa, debemos defender al productor formoseño. Creemos que a través de nuestros funcionarios, podríamos ver, si se logra encontrar una solución al problema, y lograr haya nuevamente espejos de agua en esta zona, para que vuelvan las lluvias, que parecería que se ha olvidado de esta parte del mundo”, finalizó Ferreiro
El resultado
Hace casi 7 años que el Bellaco no recibe las aguas del Bermejo, y esa vasta zona de 100 por 200 kilómetros ha pasado de un vergel a un desierto… ha desatado la sequía más espantosa y nociva que se recuerde.
Esta zona era el oasis agrícola de Formosa. Ahora parece el Sahara.
La región afectada ha sufrido daños irrecuperables en lo económico, pero también en lo social y en el equilibrio ecológico dañando de modo irreversible a la fauna y flora de la región.De los daños económicos sólo basta recordar que esta región era la mayor productora agrícola de la provincia. No menos de unas 100 mil hectáreas se cultivaban con algodón y granos, y ahora con soja, pasturas para ganadería y sementeras siendo la región de la primicia agrícola.
En los últimos años, producto de una sequía tremenda todos los cultivos han sido a pérdida y ya los productores ni intentan sembrar ante la falta de perspectivas que genera la falta absoluta de lluvias.
La desaparición de todos los esteros, las lagunas, bañados, e incluso que los riachos como el Dobagán, el Bellaco, el Salado y el Negro se hayan secado por falta de aguas del Bermejo, ha generado la ausencia de evaporación y la desaparición de las lluvias, que llevan siete años –número coincidente como las plagas de Egipto.
También ha generado como último eslabón la gran mortandad de ganado, ya que nada que hagan los ganaderos puede suplir a la naturaleza, ni los molinos, ni las aguadas artificiales, ni las pasturas.
Flora y fauna afectadas
El daño a la flora y fauna es irreversible. Esta sequía provocada por el hombre ha generado la desaparición de mucha de la variada floresta de la zona.
A ello agréguese que grandes empresas están comprando por bagatelas los campos de la zona ante la huida de los colonos, para formar latifundios que de inmediato están siendo talados a fuerza de topadoras haciendo desaparecer gran parte del bosque nativo de especies que son irrecuperables. Miles y miles de hectáreas de bosques han sido arrasadas para volcarlas al cultivo o a la ganadería.La fauna, la rica y diversa fauna de la región está desapareciendo un poco por la sequía, unida a la deforestación masiva está extinguiendo especies animales como el chancho moro, los guazunchos, el puma, el mborebí o tapir americano son presa fácil de los predadores cuando debilitados por la falta de espejos de agua donde abrevar salen desesperados a la vera de las rutas para ser parte de la dieta de los también necesitados colonos que aguantan los años de miseria.
El único guardaparques de la región no da abasto para detener esta masacre pese a sus grandes esfuerzos.
Y con ellos hablemos de las aves que sin esteros o aguadas migran o desaparecen, de los peces cuyos ciclos reproductivos están conectados a las crecidas y al ingreso a los riachos para procrear y alimentarse. Dan ganas de llorar cuando en el legendario Iporá vemos surubíes de más de 15 kilos muriendo en pozos que están secándose.
Situación límite
Y entonces qué hacemos. Ver las imágenes de las chacras antes generadoras de la riqueza y del afincamiento de una guapa colonada, entre ellos los gringos que allá por 1930 hicieron huella en esta geografía transformando montes agrestes en ciudades de progreso como El Colorado, Villa Dos Trece, Villafañe y casi 65 colonias prósperas con escuelas rurales, caminos, y progreso; ahora rajadas y partidas por una seca tan prolongada, hace doler el alma.
Una empresa de cable local llevó sus cámaras y tiene la prueba del origen de esta barbaridad.
Pero queda flotando la pregunta, ¿cómo dejamos que esto pasara?; ¿quiénes son los cómplices de este delito contra la vida y la esperanza? ¿Cómo ocurrió que por años esto permaneciera en silencio?
Tanto se esfuerza nuestra provincia en hacer obras para el progreso y esto se nos escapa.
Brutal pérdida
Un conocido productor perdió este año ya más de 200 cabezas, más de la mitad de su rodeo (una pérdida de casi $ 150.000) pese a todos sus esfuerzos, y lo que sobrevivió está en estado calamitoso. No hay tampoco preñez de las madres, o pierden las crías por falta de agua y pastos.
Pero lo económico es sólo una cara del problema: la desastrosa situación con cultivos que se pierden por falta de lluvias, muerte de animales etc. han hecho que los colonos dejen sus lotes y malvendan la tierra por desesperación para terminar engrosando la migración rural.
En colonia El Bañadero, no queda ni el 10 % de una numerosa población en menos de cinco años. Basta hablar con los maestros rurales que cuentan cómo cayó la matrícula de niños en sus escuelas en este período.
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