El representante de la delegación chilena en la Conferencia de las Partes de la Convención de Lucha contra la Desertificación y la Sequía que se realizó días atrás es Buenos Aires, fue entrevistado para nuestro medio de forma exclusiva. Wilfredo Alfaro es ingeniero forestal y aquí nos cuenta las principales características de la desertificación en su país y las políticas implementadas desde el gobierno para resolver este flagelo.
-¿Cuáles son sus funciones en Chile?
-Soy el coordinador nacional del Programa de Acción Nacional de Lucha contra la Desertificación y la Sequía en Chile, y también soy el secretario del Programa de Acción Subregional de Desarrollo Sustentable de la Puna Americana, que coordina cinco países: Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador y Perú. Además en ese carácter, me corresponde presidir el Comité Consultivo Nacional de Lucha contra la Desertificación en nuestro país. Es Comité es un comité de trabajo permanente y ampliado que reúne a las instituciones, a los servicios públicos, a las empresas privadas, a las universidades, centros de investigación, a las ONGs, a las comunidades de base y a los representantes de las organizaciones de cooperación internacional como la CEPAL, el Mecanismo Mundial, etc.
-¿Cuáles son sus consideraciones con respecto a la Conferencia de las Partes de la Convención de Lucha contra la Desertificación que se realizó días atrás en Buenos Aires?
-En términos de visibilidad, de apoyo político, en términos de financiamiento hay una diferencia muy grande entre esta Convención de Desertificación y las Convenciones hermanas de Cambio Climático y Sequía. Nosotros somos la convención de los pobres, porque el centro de la preocupación de la lucha contra la desertificación y la mitigación de los efectos de la sequía son los seres humanos.
La Conferencia va a ser un hito en muchos sentidos. Uno ellos es que esta Convención no tiene metas, pero se aprobó una decisión en el marco del Comité de Ciencia y Tecnología que establece como obligatorio dos indicadores para el cumplimiento de los objetivos estratégicos de la Convención. Uno es el porcentaje de pobreza de las áreas desertificadas, eso nos va a permitir saber si la gestión de lucha contra la desertificación y la sequía está teniendo un impacto en el mejoramiento de las condiciones de vida de la población de las áreas afectadas. Y el otro indicador, biológico, es el estado de la cobertura de la tierra. Nos va a permitir conocer donde se está produciendo la degradación de la cobertura vegetal de los bosques, y en consecuencia, todo lo que está asociado a ello, a todo lo que el bosque protege, que son las aguas, los suelos, la fauna, etc.
-¿Cuáles son las causas de desertificación en Chile?
- La deforestación, los incendios forestales, y el cambio hacia un uso no apropiado de la tierra constituyen las principales causas de desertificación en Chile. Hay 8 grandes regiones. En el norte la Puna que es el territorio altiplánico; también está el área “desierto”. En el desierto de Atacama dentro de Chile tenemos uno de los puntos que es el desierto absoluto en Antofagasta; hay un área que no hay una molécula de agua. Pero en general el desierto, es un desierto muy rico en biodiversidad, es un desierto que en algunas zonas en su extremo sur llueve. También en esa zona hay procesos de degradación.
Otra de las regiones es el Norte Chico que es el icono de la desertificación en Chile. Es la región de Coquimbo que se caracteriza por tener un sistema de propiedad de la tierra muy particular, ya que es un área de comunidades agrícolas. Hay comunidades que ocupan un territorio extenso, 10 mil, 20 mil, 30 mil hectáreas. Estas comunidades tienen derecho a lo que se llama el “goce singular”, que es una muy pequeña área de 1 hectárea o 2 hectáreas, pero ese “goce singular” le da derecho a usar en forma comunitaria todo el resto del territorio de la propiedad al que pertenece la comunidad. Eso significaba que como es un territorio común se dan muchas veces conflictos en el uso y se ha producido sobreutilización. Allí está la gente que maneja el ganado caprino. Después está el Secano, que fue un área que antes estaba cubierta con bosques y luego estuvo en producción para satisfacer la demanda de trigo. Está la Araucania, la Patagonia y los territorios insulares oceánicos. A la Isla de Pascua, el PNUMA siempre la ha señalado como el ejemplo de lo que la degradación de la tierra o la desertificación pueden hacer a la civilización humana, llevarla al punto de la desaparición. La Isla de Pascua fue un territorio en el cual floreció una cultura extraordinaria, llegó a una población máxima de unos 13 mil habitantes y posteriormente la población disminuyó hasta casi desaparecer. A fines del siglo XVIII, la población en Isla de Pascua alcanzó a 117 personas. Luego Chile comenzó a tener ingerencia en ese territorio. Esas son los “hotspots”, las áreas críticas.
-¿Cuáles son los indicadores de la desertificación en Chile?
-Nosotros tenemos varios indicadores de desertificación, o por lo menos 3 principales. Uno de ellos es la disminución de las precipitaciones, de los caudales. Para nosotros es un claro indicador de la desertificación, es un problema muy serio. Desertificación o degradación de la tierra en zonas secas es la pérdida de productividad, y la pérdida de productividad es por distintos factores, uno es por la erosión, por la pérdida de nutrientes en menos escala, pero muy constantemente las variables del clima. Estas variables tienen un impacto muy grande en la producción. Ese es el primer indicador, la disminución de las precipitaciones. Otro indicador que es el retroceso de ecosistemas frágiles, hay humedales, hay bosques que están seriamente amenazados, y por último el retroceso de los glaciares que está indicando la magnitud de los fenómenos de la desertificación.
-¿Qué acciones están implementando desde el Gobierno para resolver estos fenómenos?
-Para resolver estos problemas tenemos el Programa de Acción Nacional de Lucha contra la Desertificación. Es un programa que define las líneas de trabajo que va a realizar Chile para abordar este problema. Hay dos grandes capítulos. Un capítulo que habla de la organización, de la discusión, y la concientización; y el segundo capítulo que es el más importante y donde hemos centrado los esfuerzos en el país es aplicar los instrumentos de fomento que tiene el gobierno de Chile y que contribuyen a la lucha contra la desertificación. Ahí tenemos 3 instrumentos principalmente. Uno que es la Ley de Fomento Forestal y Recuperación de Áreas Desertificadas y Suelos Degradados, que es el Decreto 701 y lo administra la Corporación Forestal Nacional (CONAF). El segundo instrumento es el de Decreto Supremo 202, que tiene que ver con recuperación de suelos degradados en tierras de uso agropecuario. Ello lo administra el SAG (Servicio Agrícola Ganadero) y el INDA (Instituto Nacional de Desarrollo Agropecuario). Y un tercer instrumento que es nuestra principal herramienta para mitigar los efectos de la sequía es la Ley de Fomento al Riego. Estos 3 instrumentos están focalizados en pequeños y medianos productores. La inversión pública de Chile por año en estos 3 instrumentos es de 90 millones de dólares.
-¿Han notado avances a través de la implementación de estos instrumentos?
-Tenemos algunos indicadores de resultados de gestión nuestra en estos instrumentos de fomentos, que son los indicadores que tiene el Programa de Acción Nacional de Lucha contra la Desertificación. Uno es la inversión pública, el último informe fue del año 2000 al 2006, y fue el tercer informe nacional que entregamos a la Secretaría de la Convención. El promedio eran 90 millones de dólares al año. En término de números de beneficiarios, es un indicador muy importante para nosotros porque decimos que en esta Convención el centro de la preocupación son los seres humanos. Se benefician a 70 mil productores, 70 mil unidades productivas a lo largo del país. Y la superficie intervenida en promedio al año son 410 mil hectáreas. Es una cifra muy importante. En esta parte del siglo calculamos que se han intervenido 2 millones y medio de hectáreas. En Chile la cifra al año 76 de la desertificación, indicaba un promedio de 48.334.300 hectáreas. Entonces significa que actualmente estamos alrededor de las 45, 46 millones de hectáreas afectadas aún por la desertificación.
-¿Qué política forestal sostiene Chile?
-Las políticas en Chile se han desarrollado de una manera muy destacada. Tenemos el Decreto Ley 701, que es el que actualmente se está modificado para la recuperación de áreas desertificadas y suelos degradados. Es un instrumento que ya lleva bastante tiempo de aplicación, bastante experiencia. Y a partir del año 2011 va a ser modificado para que se adapte a la nueva demanda, todo el tema de compensación por servicios ambientales, el cumplimiento del acuerdo multilateral de Chile en materia de desarrollo sostenible, medioambiente. A su vez, a partir del año 2008, entró en vigencia de Ley de Bosques Nativos, que sería un segundo instrumento que tiene Chile en materia de protección de sus ecosistemas. Ahí se introducen muchos elementos novedosos, como el tema de la compensación por servicios ambientales, el objetivo de protección de radios silvestres con un carácter más bien privado.
-¿Cuáles son las perspectivas que va a tomar su país en Copenhague?
-Copenhague es un tema mundial, hay mucha expectativa de que realmente se pueda resolver el problema. Nosotros pensamos que el impacto del cambio climático en el tema de desertificación, en el tema de sequía, es muy significativo igual. De hecho nosotros hasta ahora el tema de desertificación lo hemos asociado a variabilidad del clima. En Chile hemos tenidos disminución de precipitaciones de las mayores del mundo, solamente comparables a la del África Sahariana y sub-sahariana. Por ejemplo el caso de La Serena, que es una ciudad que está al norte de Santiago de Chile a principios del siglo pasado, las precipitaciones en esa zona eran de 170 milímetros, actualmente llueven 77 milímetros. Entonces es un cambio muy dramático. O Valdivia que está 1000 kilómetros al sur de Santiago, hasta la década del 60 del siglo pasado llovían en promedio 2500 milímetros al año. Ahora la precipitación promedio ha disminuido a 1750 milímetros, es una variación muy significativa, porque si uno sigue la tendencia uno podría pensar que a finales de siglo toda esa zona podría llegar a ser una zona de sequía, una zona de un régimen más árido, semiárido.
Todavía en Chile no tenemos documentado disminuciones significativas de caudales, está el tema de los glaciares, del hielo en la Cordillera que regula mucho todas las disminuciones de precipitaciones, pero posiblemente haya algún impacto en el futuro mediano o a largo plazo por el hecho de que esa masa de hielo puede ir en un retroceso muy significativo.
Reflexión final
Quería señalar el tema del ser humano como centro de la preocupación. Es un tema en el cual se requiere una mayor visibilidad en el asunto. Creemos nosotros que la vía la ha adoptado la COP 9 en Buenos Aires que es avanzar en hacer la evaluación económica de la desertificación, todo lo que es el manejo sustentable de la tierra. La tierra fue el objeto de trabajo de esa Convención, y todo lo que es el tema de la resiliencia, que significa como los ecosistemas y las poblaciones se pueden adaptar a este escenario de desertificación y sequía. Creemos que los argumentos económicos pueden ser los argumentos que pueden ayudar a darle visibilidad a este tema, a que se tenga consideración de la magnitud del problema y creemos que por esa ruta la decisión que ha adoptado el Comité de Ciencia y Tecnología de avanzar en esa materia creo que es muy buena.
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