De acuerdo al estudio del organismo a cargo de la arquitecta Cristina Magnano “las zonas más afectadas fueron el centro norte Presidencia de la Plaza a Pampa del Indio , el centro sur Santa Sylvina a Samuhú y el valle de inundación del río Paraná, entre Resistencia y Basail”.
Los valores de precipitación oscilaron entre 450 y 1.000 milímetros, con centros de mayores milimetrajes 800 a 1.000 milímetros en la zona Este del territorio provincial, donde el promedio anual oscila entre 1100 y 1300 milímetros.
Los menores registros con valores inferiores a los 600 milímetros en la centro norte, sudoeste y el extremo oeste de la provincia, donde los valores medios oscilan entre 700 y 1100 milímetros.
Estos números muestran los deficitarios valores de precipitación de este último año, con faltantes de precipitación con respecto a lo normal de entre 300 y 550 milímetros. El déficit en valores variables oscila entre el 10 y el 40 %, con extremos de 50 %, que significan que “llovió de dos tercios a la mitad de lo esperado” en el último año.
El Área de Estudios Hídricos de la Administración Provincial del Agua señaló que el informe en cuestión comprende al período septiembre 2008 a agosto 2009 y luego al periodo seco del 2002 al 2009.
Periodo seco
Sin dudas los años entre 2002 y 2009 configuran un “periodo seco” pero en creciente faltante “de entre 10 y más del 20 % de las precipitaciones en los últimos siete años analizados, lo que implica que en déficit igual al 20 %, falta 1 año y medio de lluvia en siete años.
Las zonas más extremas de precipitaciones son el Sudoeste provincial desde ruta 16 hasta los límites de Santiago del Estero y Santa Fe, con la excepción del área cercana a San Bernardo influida por el foco de elevadas precipitaciones de diciembre 2004.
También es crítico el panorama en el Este de la provincia, con sectores que llegan a un faltante del 30 %, por ejemplo en Resistencia: de 1384 milímetros de promedio anual, un faltante de 3000 milímetros, equivalente a 2 años de lluvias normales, clara y elocuente manera de observar el déficit de precipitaciones.
Esto tiene una consecuencia directa muy visible en el Área Metropolitana del Gran Resistencia: El río Negro no genera escurrimiento, al menos en los últimos 2 años, con las consecuencias ambientales que ello significa, y solo dispone del ingreso de agua oxigenada del río Paraná algunos kilómetros hacia adentro.
En el análisis del período seco del 2002 al 2009, el panorama es similar en cuanto al déficit generalizado de las precipitaciones, con la sola excepción de la punta del Chaco con centro en Taco Pozo, único sector donde llovió más que el promedio histórico.
Además los técnicos de la APA señalaron que las condiciones de sequía que se observan en el Noreste argentino permiten analizar el comportamiento de las precipitaciones del último año hidrológico y ver cómo impacta ello en la sequía.
Esto también ayuda a tomar conciencia sobre qué acciones se deben plantear como prioritarias y cuáles deben tomarse a mediano y largo plazo, con el objetivo de abastecer de agua potable a la población del Chaco, y en segundo término a paliar las consecuencias negativas en la producción agropecuaria. |
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