La situación de Tranqueras se complica a medida que pasan las horas, ya que no cesan las lluvias que por momentos fueron torrenciales. Hasta el momento suman 137 las denuncias de techos que se volaron y de daños estructurales estimándose que son casi 300 las personas entre adultos y niños que están recibiendo apoyo. La ansiedad de los habitantes de las zonas carenciadas es tal que alcanza con que pare de llover por momentos para que intenten regresar a sus hogares, pero el tiempo no lo permite aún. La segunda suspensión de la visita del director del Sistema Nacional de Emergencia, el coronel Carlos Llorente, provocó, en medio de la angustia, una profunda decepción y malestar a nivel de autoridades e integrantes de clubes de servicio. Hasta ayer no había podido llegar, porque el clima reinante impedía que aterrizara el avión. Se estima que hasta que las autoridades nacionales no se hagan presentes , la ayuda de materiales y demás insumos no va a llegar. Hasta el momento, la atención de los evacuados corre por cuenta de la Intendencia Departamental, clubes de servicio y donaciones de particulares.
Se esperaba también la presencia de representantes de la Presidencia de la República y del Ministerio de Desarrollo Social, pero hasta ayer eso no solamente no había ocurrido, sino que además la coordinadora regional Eda Mendiola habría menifestado a un medio de prensa tranquerense que a ella no la necesitan para nada y que ya está al tanto de la situación.
Lluvias torrenciales
Las lluvias fueron continuadas durante la noche del último martes, provocaron inundaciones en las zonas carenciadas, quedando incomunicados los caminos de acceso a la segunda ciudad del departamento de Rivera. También se cortó el fluido eléctrico, aunque la reconección se logró con mayor celeridad de la anunciada previamente, cuando se llegó a plantear que la rehabilitación podría demorar hasta cinco días.
A medida que esas zonas bajas se iban anegando, las personas que, en principio, se habían negado a abandonar sus viviendas no tuvieron otro remedio que evacuar. Los evacuados pidieron ayuda en la Junta Local, donde se comenzaron a recibir y clasificar las donaciones. La gente que se vio obligada a dejar sus casas hizo que los clubes deportivos se vieran colmados en su capacidad, y algunas familias tuvieron que alojarse en viviendas de particulares que viven en la capital departamental.
En principio, la Policía local venía controlando con eficacia la situación, sin que se informara de denuncias por desórdenes o intentos de hurto.
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