La interminable sequía que afecta a la provincia está llegando a dimensiones insufribles. A esta altura del año, cuando ya el sector agropecuario debería estar desarrollando plenamente sus cultivos, se hace imposible ante la falta de humedad de la tierra.
Sobre todo para la zona de secano, donde dependen plenamente de la caída de lluvia para poder cultivar. En tanto, para la zona de riego, que por ahora viene enfrentando mejor la sequía, pronostican perspectivas negativas.
En diálogo con Nuevo Diario, Raimundo Romero, productor de Fernández, aseguró que “si sigue esta sequía nos queda agua para riego hasta fines de noviembre, porque deberá ser destinada a la población. La situación es crítica. Si bien sembramos algo, no la totalidad, mucho ya está dañado por la falta de humedad”.
En tanto, Rodolfo Lobos, productor y miembro de la Sociedad Rural de Quimilí, comentó: “Todavía no sembramos nada por la falta de lluvias y las pasturas están quemadas. Esperamos que esto cambie”.
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