La implacable sequía que asuela los campos de una amplia región quedó sellada con la estadística: en Bahía Blanca, hacía 74 años que no se conocía una lluvia tan escasa como la de 2009 en los primeros diez meses. Apenas cayeron 268,9 milímetros, casi cinco menos que la recordada seca de 1962. El antecedente previo es el de 1935, con 207,8 milímetros.
Octubre, uno de los meses con mayores precipitaciones, apenas aportó 4,2 milímetros y, transcurrida la primera semana de noviembre, volvieron a disiparse las posibilidades de recibir un aporte de agua. Ayer hubo alguna lluvia en la zona, pero no llegó hasta nuestra ciudad.
Está a punto de culminar un hecho excepcional, como es el quinto año consecutivo de sequía en la región productora, con la secuela de cosechas fracasadas, liquidación de hacienda y productores quebrados económica y anímicamente.
A todo esto, un estudio del Sistema de Información Meteorológica de la Bolsa de Cereales vaticina que la situación comenzaría a revertirse dentro de este mismo trimestre, con lluvias que mejorarían la situación del agro, aunque para muchos productores, sobre todo en Puan, Villarino y Patagones, el drama es irreversible.
Rezar por agua
El Movimiento Padre Ernesto Szanto organiza una procesión para esta tarde, que saldrá de la parroquia Nuestra Señora de Luján y finalizará en las puertas de la Iglesia Catedral, para pedir por la lluvia.
La sequía agota todos los recursos
De las posibilidades de supervivencia a una de las sequías más agudas de la historia, dependerá que la ganadería de una amplia zona del sudoeste bonaerense, a la que también se suma La Pampa, mejore en alguna medida la rentabilidad perdida.
En la actualidad la situación es "terminal" para la mayoría de los pequeños y medianos productores. Así lo aseguran transportistas que desde hace cuatro meses se ganan la vida vendiendo fardos de alfalfa en la rotonda de las rutas 35 y Parque Sesquicentenario.
El forraje es transportado desde Beltrán y General Conesa, en la provincia de Río Negro, cada fardo pesa entre 26 y 27 kilos y cuesta 22 pesos.
Un vacuno consume aproximadamente 3 kilos diarios de forraje, pero eso debe complementarse con alimento balanceado o grano; una posibilidad que, según los mismos transportistas, los productores "hoy no pueden afrontar".
"Unos meses atrás, en 3 días vendíamos un equipo --720 fardos-- pero ahora estamos desde el viernes y nos queda el 30%. Es penoso, la gente viene a buscar de a tres fardos y ofrece pagar con cheques a 120 días", dijo ayer uno de los transportistas consultados oriundo de La Pampa.
Agregó, que a pesar de todas las vicisitudes, preferían seguir haciendo este trabajo antes que depender de fletes de terceros, cuya rentabilidad prácticamente había desaparecido abrumada por el aumento incesante de los insumos y el costo de mantenimiento.
"El 80% de los animales desapareció de los campos. Una vaca vale 400 pesos, y con la sequía la gente no puede mantenerlas. El año que viene no habrá vientres, producto de la baja preñez, y el que quiera comer carne deberá pagarla otro precio", sentenció ayer otro de los trabajadores del volante.
Contra todos los pronósticos, la rentabilidad para los fleteros no pasa de $3,50 por fardo, ya que hay que afrontar entre otros gastos unos $1.000 en gasoil para recorrer los 600 kilómetros que separan a nuestra ciudad de la zona de producción.
|
|
|