Esta es una pintoresca localidad del circuito turístico de las Sierras Chicas vecino de Río Ceballos que en otros tiempos era atractivo para el descanso, sin el ruido de la gran urbe. Hoy, Salsipuedes está sumido en el drama de la sequía. Es uno de los que están en una grave encrucijada: se secaron las napas de sus pozos y no tienen otra forma de provisión de agua si no llueve en los próximos diez días.
La dura advertencia fue lanzada por su intendente, Sergio Cornejo, que confió a La Nacion que si esa desgracia ocurre no tiene alternativas al alcance de sus manos.
Y la gente que no tiene servicio de red sólo implora que llueva: es la única fuente que puede recuperar los pozos domiciliarios. Mientras tanto, padece la seca hasta lo inimaginable. Una recorrida por las polvorientas calles de los barrios más humildes permitió ver cómo las familias almacenan el agua en toda clase de recipientes.
Salsipuedes, 34 km al norte de la capital provincial, con 12.000 habitantes, es una de las tantas poblaciones que conviven con el problema. Las más nombradas por estos días, Río Ceballos, Unquillo y Mendiolaza, afrontan cortes en la red de la planta potabilizadora del dique La Quebrada, porque la presa está casi vacía. Pero en otros numerosos sitios, como Salsipuedes, el agua se extrae de pozos. La prolongada sequía por la falta de lluvia agotó las napas superiores hasta donde llegan las perforaciones.
Cornejo explicó que su localidad posee 13 pozos comunitarios, de los cuales cuatro o cinco están virtualmente secos y el resto opera al 50 por ciento. Ello obliga a realizar operativos de emergencia y abastecer con camiones a los barrios que no tienen ni una gota.
El jefe comunal es consciente de que la situación es muy dramática y reconoce que los pobladores se exasperan y reaccionan contra él por la falta de agua. "Hay miserias económicas y humanas y maltratos entre los vecinos. Y toda la culpa la tiene el intendente, porque es el que está de turno", se lamentó.
Con un presupuesto anual de 9 millones de pesos, pero un nivel de recaudación del 43%, el municipio no dispone de mucho margen para financiar la emergencia. Con dos camiones propios y otro alquilado, se provee de agua a los vecinos.
Si la adversidad se mantiene, Cornejo confesó que no tiene alternativas y que depende de la ayuda de la provincia y la Nación para atender a la población.
En medio de la crisis hídrica, cada familia enfrenta sus padecimientos apelando a los más variados recursos en procura de almacenar agua para el consumo. Pero también aflora la solidaridad, ya que entre los vecinos tratan de ayudarse.
Gladys Rodríguez y Jorge Díaz tienen siete hijos de entre 2 y 12 años y deben hacer malabares para que les rindan los pocos litros de agua que atesoran. Viven en una casa en el humilde barrio El Talita. "Después de varios días sin nada, el jueves nos llegó agua con poca presión y se cortó a las dos horas. Pudimos juntar algunos litros en un tanque. Ahora debemos esperar hasta la otra semana", comentó Gladys.
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