El ministro de Gobernación confirmó ayer en 124 la cifra de personas que murieron por las intensas lluvias, aludes e inundaciónes que azotaron El Salvador en los últimos días, que además dejaron 60 desaparecidos y otros 7.000 evacuados. El presidente Mauricio Funes declaró la emergencia nacional para movilizar todos los recursos humanos y económicos del Estado, mientras el ministro Humberto Centeno dijo que "ha sido imposible acceder a muchos municipios afectados''. San Salvador (la capital) y San Vicente, son los departamentos más golpeados por el desastre. En un reporte previo, Centeno había reportado 40 muertes vinculadas con los aguaceros. El viceministro de Gobernación Ernesto Zelayandía, dijo que la mayoría de víctimas murieron "soterrados y arrastrados por desbordamientos de ríos''. Sólo en San Salvador y sus alrededores se registraron 61 víctimas y otras 23 en San Vicente. "Hemos recorrido zonas de desastre y entre ellas sobrevolamos la zona de Verapaz (en San Vicente).
Es una verdadera tragedia'', señaló Centeno. En Verapaz, el alud de lodo y piedras se deslizó por la calle principal y dejó todo cubierto de rocas y lodo, varios vehículos fueron sepultados casi completamente, había casas destruidas y otras severamente dañadas. Las televisoras transmitieron imágenes que también evidenciaron la magnitud de la tragedia. "No se puede transitar por el centro urbano de Verapaz'', dijo Centeno al relatar lo que vio durante su recorrido aéreo. "Las calles están inundadas con grandes piedras'', agregó. El especialista del Centro de Huracanes de Miami, Dave Roberts, explicó que el sistema de baja presión que afecta a El Salvador está situado justo en el litoral Pacífico, bastante alejado del ojo del huracán Ida que se desplaza en el noroeste del Caribe, por lo que se tratan de dos sistemas separados
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