Según el funcionario, por medio de esa obra se podría almacenar agua dulce del río San Antonio, cuando el mismo registra sus tradicionales crecidas en épocas de grandes lluvias, y así tener un reservorio del líquido para abastecer a las zonas críticas en períodos de sequía. Testa adelantó esta posibilidad en el marco de la reunión que mantuvo ayer con legisladores provinciales en la Unicameral para debatir el presupuesto de obras públicas para el próximo año. Entre las múltiples preguntas que tuvo que responder, la amplia mayoría tuvieron que ver con el principal tema de debate por estos días: la falta de agua. En ese marco, el ministro dijo que está en etapa de ante proyecto la posibilidad de ejecutar un azud en la zona de Las Jarillas, lo cual sería la única solución viable desde el valle de Punilla, descartando de plano la posibilidad de reflotar la idea de un dique a la altura de Cuesta Blanca. “Hace 11 años el ex gobernador (Ramón) Mestre quiso hacer el dique de Cuesta Blanca y tuvo una férrea oposición ambiental. No hay posibilidades de hacer nuevos diques, porque traerían problemas ambientales”, explicó. Para Testa, además del río San Antonio, la otra cuenca no explotada es la del Anisacate, “que hoy está seco”. En tanto, respecto a la iniciativa de traer agua desde el Paraná, el funcionario admitió que se trata de un proyecto de muy difícil implementación, pero destacó que, al ya no tener muchas más alternativas en Córdoba, son posibilidades que deben estudiarse.En relación a la remodelación y ampliación del canal a cielo abierto que trae agua desde el dique Los Molinos, Testa sostuvo que “la intención es contratar la obra para enero o febrero”, y que por esa razón “se está cerrando el financiamiento”. La obra tendría un costo de entre 150 y 200 millones de pesos y sería financiada en un 80 por ciento por la Corporación Andina de Fomento (CAF), conforme el compromiso asumido por dicho organismo con el gobernador provincial, Juan Schiaretti. Según Testa, el acueducto traslada actualmente unos tres metros cúbicos por segundo, de los cuales dos metros se utilizan para abastecer a la gente y uno para riego.