"Sinceramente, no puedo decir que fue un rayo, que fue el viento o que fue un error humano. Hasta que no tenga información concreta no puedo culpar a nadie". Con el rostro demudado, al lado del jefe de Estado israelí Shimon Peres de visita en Brasil desde el lunes último, el presidente Lula da Silva tuvo que ensayar una justificación de lo que hasta anoche permanecía inexplicable. A las 22,13 del martes, hora exacta, Itaipú dejó de proveer sus 14 gigavatios de potencia y dejó a más de 70 millones de personas sin luz, según publicó Clarín en parte de su edición de ayer.
Para los directores de la gran central hidroeléctrica binacional, compartida con Paraguay, en ese momento la usina dejó de transferir electricidad al sistema interconectado brasileño. Pero sus turbinas, según ellos, siguieron en pie como máquinas locas.
Las consecuencias fueron inmediatas: 18 de los 27 estados brasileños sufrieron falta de energía. Y cuatro de ellos, entre los que figuran los dos más poblados, San Pablo y Río de Janeiro, quedaron en la más completa oscuridad. Las autoridades energéticas brasileñas admitieron que desde la entrada en operaciones de Itaipú es la primera vez que se registra un "blackout" donde salen de servicio simultáneamente todas las turbinas. Eso produjo en Paraguay una situación inédita: 80% de la población quedó repentinamente sin energía. Pero 2 minutos después porque las líneas de transmisión que venían desde Yacyretá, la binacional compartida con Argentina, también se bloquearon. El país quedó a ciegas.
Por rara coincidencia, este repentino corte de energía es el primero en la historia de Itaipú y coincide con la histórica visita del presidente israelí a Brasil, después de 40 años sin que ambos países fomentaran las relaciones.
Lula salió a decir que el gran apagón no se debió a imprevisiones o falta de inversión de su gobierno en materia energética. "No hubo fallas ni falta de generación de energía", insistió, luego de que la oposición socialdemócrata tratara de convertir la cuestión en un objeto de propaganda contra los 7 años de gestión de su gobierno.
Ayer al anochecer, una conferencia de prensa ofrecida por el ministro de Energía Edson Lobao y su secretario, trató de imponer una tesis que no resistía el mínimo análisis. No buscaron contar la verdad sino decir que la culpa no era del gobierno. "Tuvimos problemas en las líneas de transmisión entre Itaipú y la sede del sistema nacional de interconexión" decían ambos funcionarios ayer por la noche. ¿Dónde? Según ellos, todo ocurrió casi por casualidad. "Justo se concentró una intensa tempestad" en Itaberá, la localidad paulista donde las líneas de alta tensión procedentes de Itaipú confluyen para aportar su masa de energía al sistema interconectado nacional.
Pero como los periodistas no perdonan, no faltó quien indagara frente al ministro Lobao y su secretario Zimmerman: "Las agencias internacionales sugieren que el episodio se debe a la acción de hackers internacionales. ¿Ustedes lo descartan?". El ministro Lobao fue el primero en responder: "Me limito a contar lo que ocurrió y a decir que gracias a la confiabilidad del sistema energético brasileño ya se recuperó el sistema en su totalidad". Su secretario Zimmerman fue más enfático: "Nosotros sostenemos que había una combinación de descargas de rayos, vientos y lluvias en Itaberá".
Poco después los canales de TV entrevistaban expertos meteorológicos. Uno de ellos aseguró que en Itaberá existió efectivamente una concentración de tempestades que combinaron rayos, centellas, lluvias y vientos fuertes. Pero con una candidez poco común admitió que " hubo una tempestad severa en la región, pero no puedo decir que esa fuera la causa del apagón". Tal vez para proteger su prestigio, el meteorólogo indicó: "Son frecuentes las tempestades de este tipo en la región. No puedo decir que fue atípica en esta época del año". |
|
|