En La Paz hace más de nueve meses que no cae una sola gota. Los 250 crianceros de ganado, entre pequeños y medianos, han perdido por mortandad la mitad de su hacienda y la que todavía está en pie no resistirá mucho tiempo más.
“No nos han ayudado ni con una bolsa de pan”, dijo uno de los productores del Sur del departamento, refiriéndose a la atención estatal. “A esta altura no tenemos ni para comer”, sostuvo. Desde el municipio sostuvieron que la Provincia “ha suspendido sistemáticamente todas las reuniones que se han programado para tratar el tema”.
Moisés ya pisa los 50 y es nacido y criado en La Paz. “Somos cinco hermanos y mi madre. Todos vivimos de la cría de ganado vacuno desde siempre, pero ahora ya no tenemos ni para comer”, expresó ayer en su campo mientras miraba con congoja los restos de sus más de 300 animales muertos por la falta de pastura por la impiadosa sequía que afecta gran parte del país.
“Acá empezamos a sufrir el problema de la falta de agua por el mes de julio”, contó. Los otros 300 animales de Moisés Capdevila apenas sobrevivirán “unos días más”, pues ya han consumido toda su reserva de grasa y están casi deshidratados, además de hambrientos.
Como hombre de campo, a Capdevila los males no lo transforman en un sujeto quejoso y predispuesto a reclamar, pero el azote es tan fuerte que reconoce que cuando se han tragado el orgullo y han ido a pedir alguna ayuda “no nos dieron bola. Ni siquiera nos ofrecieron una bolsa de pan”.
Es que la situación de los productores ganaderos de La Paz ya no radica en no perder sus ganancias o mejorar algún bajo precio, es simplemente una cuestión de supervivencia. “La verdad, hoy no tenemos ni para comer”, reconoció.
Moisés no pudo recordar que en sus 50 años de vida se haya padecido una sequía similar. “Hace unos años faltó lluvia, pero nunca fue tan terrible”, indicó.
Fondos propios
“Yo mismo he visto llegar a las vacas a un lugar donde había agua y después de beber caer al piso porque estaban tan débiles que el peso del líquido ingerido era demasiado para la fuerza que le quedaba al animal”, relata. El relato no es de otro criancero afectado por la sequía, sino de Gustavo Pinto, el intendente de La Paz. “La situación es muy grave. Hace más de nueve meses que no llueve y no hay pasturas ni agua. La Paz, Santa Rosa y Lavalle están en la misma condición”, reconoció.
Pinto sostuvo que “hemos pedido reuniones con el ministro de la Producción y con el titular del Fondo de la Trasformación, pero nunca hemos logrado que se concreten, salvo una única vez que vino el subsecretario Millán, quien no volvió nunca más y no dio respuestas”.
El intendente informó que “hemos asistido con fondos propios a productores del norte de La Paz, incluido parte del territorio de Lavalle, y esperamos hacer lo mismo la próxima semana con los del sur”.
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