En Córdoba no se realizan obras hídricas importantes desde fines de 1980, según datos del Sindicato del Personal de Obras Sanitarias Córdoba (Sipos). El gremio también asegura que hay un desmanejo del recurso con ausencia de mediciones y controles.
La última gran obra planificada fue el tramo 3 del canal Los Molinos-Córdoba que se terminó en 1989. “Fue planificada en 1970 porque se había vislumbrado ya el problema de agua en la capital”, comentó Jorge González, de Sipos.
El canal y la planta potabilizadora de Los Molinos son las dos últimas grandes obras para mejorar la disponibilidad de agua en la provincia. En 1993 se inauguró el dique El Cajón. “Es un embalse con fines turísticos. Le daría agua a Capilla del Monte, aunque aún toma agua del embalse Los Alazanes”, dijo González.
Las otras obras hidráulicas son cuatro diques para contener las crecidas en el sur de la provincia, inauguradas el año pasado: Tigre Muerto, Chañar, Achiras y Las Lajas.
Sobre el programa “Agua para todos”, el gremio entiende que no se trata de un verdadero plan en el que se haya evaluado dónde hace falta agua y que oferta hídrica hay.
Pero el gremio también plantea que hay una deficiente administración del recurso hídrico. “La Provincia no sabe cuánta agua llueve, ni cuanta agua traen los ríos”, aseguró Silvina Sayago, también de Sipos.
Según Sipos, el agua subterránea no se midió nunca, salvo lugares puntuales. hasta 1995 había 400 estaciones meteorológicas en la provincia y ahora quedan 30; y las mediciones de los caudales de los ríos no se hacen desde 1989, cuando los hacía Aguas y Energía, salvo el río San Antonio.
“Lo único que se mide es el nivel de los embalse. Es como manejar una avión con un sólo instrumento”, comparó González.
Entienden que el sistema de riego es ineficiente porque no hay un registro catastral para saber cuántas hectáreas se riegan. “El cinturón verde tiene 12 mil hectáreas a las que se le echan 64 hectómetros cúbicos (un tercio del embalse de San Roque). Esto significa mil milímetros de agua por hectárea, sumado a los 750 milímetros que llueven habitualmente. Lo óptimo para este tipo de cultivo es de mil milímetros. Es decir, habría que darle sólo 300 para riego”, explicó González.
Además de un mal manejo de los cultivos, hay perdidas en los canales por falta de mantenimiento y de control.
Por su parte, Luis Bazán, secretario general del gremio aseguró que la ex Dipas “está desmantelada de recursos humanos”. Y agregó: “Hay una fragmentación irracional del recurso hídrico entre municipios, cooperativas y Aguas Cordobesas”.