La alerta se detona cuando el agua llega a la gorra o cuando no alcanza ni siquiera a cubrir las necesidades de una ducha. En un extremo se apunta a la carencia de desagües, canales o mal manejo del suelo. En el otro, a la falta de infraestructura para acumular en la abundancia.
El agua, un elemento cada día más escaso y presentado como desencadenante de futuras confrontaciones bélicas, se viene escurriendo desde hace muchos años en Córdoba, sin que las autoridades de cada momento lo tomen en cuenta.
Frente a la actual crisis hídrica, La Voz del Interior viene reflejando cada día no sólo la complejidad de la coyuntura, sino también qué obras deben realizarse y qué se hizo mal para evitar la reiteración de errores.
Para entender la importancia del agua, la Organización Mundial de la Salud (OMS) dio a conocer algunos puntos clave:
Hay escasez incluso en zonas con abundancia de lluvias y agua dulce. Es porque no se la conserva, utiliza o distribuye bien.
La escasez de agua afecta a una de cada tres personas en todos los continentes. La situación empeora por el crecimiento demográfico.
Casi una quinta parte de la población mundial (alrededor de 1.200 millones de personas) vive en zonas en las que hay escasez de agua. Además, una cuarta parte de los habitantes se encuentra en países en desarrollo, donde la escasez del líquido vital se debe a la ausencia de infraestructura para captar el recurso.
La escasez de agua obliga a las personas a recurrir a fuentes de consumo inseguras.
La calidad deficiente del agua puede aumentar el riesgo de enfermedades diarreicas, como el cólera, la fiebre tifoidea y la disentería, y de otras infecciones transmitidas por este recurso.
La escasez de agua impulsa a las personas a almacenarla en los hogares, lo que puede aumentar el riesgo de contaminación del líquido y dar lugar a la cría de mosquitos portadores del dengue, la malaria y otras enfermedades.
La escasez de agua pone de relieve la necesidad de gestionar mejor este recurso. Una buena administración del agua reduce los lugares de cría de insectos que pueden contagiar enfermedades y evita la difusión de infecciones que se transmiten por este medio.
La escasez de agua ha hecho que aumente el uso de aguas residuales para la producción agropecuaria en comunidades pobres urbanas y rurales. Más del 10 por ciento de las personas del mundo consume alimentos regados con aguas residuales, por lo general muy contaminadas.
El agua es un recurso esencial para sustentar la vida.
Así como los gobiernos y las organizaciones comunitarias dan prioridad al abastecimiento a las personas de cantidades suficientes de agua de calidad, cada individuo puede ayudar aprendiendo a conservar y proteger este recurso en su vida diaria. Es la lección que aprendemos en Córdoba.