El equipo de investigación “Thusca Huma”, ha logrado comprobar que es posible tratar las aguas ácidas de las operaciones mineras, sometiéndolas a un proceso en el que interviene el compost (de ovino y camélido) y piedra caliza, según la experiencia desarrollada en el Ingenio de Machacamarca, a unos 30 kilómetros al sureste de la ciudad de Oruro.
El equipo conformado por: Juan Carlos Montoya, Jorge Amusquivar, Danta Ayaviri, Gunnar Guzmán. David Quispe, Rosmery Blanco, Norma Mollo, Marco Eugenio Vega; además, las tesistas: Fabiola Molina, Pamela Chávez y Víctor Flores, basados en una experiencia de laboratorio lograron el apoyo económico del Programa de Investigación Estratégica en Bolivia (PIEB).
El proyecto considera el tratamiento de aguas residuales mineras con el método pasivo (compost y piedra caliza) y activo (membranas orgánicas), estableciendo el trabajo de campo en el Ingenio de Machacamarca.
La experiencia cuenta con el apoyo de la Prefectura del Departamento de Oruro, la empresa minera Huanuni, el Municipio de Machacamarca, el Centro de Ecología de Pueblos Andinos, la Carrera de Ingeniería en procesos Químicos, el Departamento de Desarrollo Rural Sostenible y el Instituto de Desarrollo Ambiental.
Para mostrar los primeros resultados del trabajo realizado, se desarrolló una visita de la coordinadora en el departamento de Oruro del PIEB, Paulina Díaz Vidal, a Machacamarca, para realizar una evaluación de la marcha de este proyecto que tiene un apoyo financiero de 15.000 dólares.
En el Ingenio se pudo observar la construcción de un dique de colas, en el que se juntan las aguas residuales; de ese lugar y por decantación las aguas ácidas son conducidas, para su almacenamiento, a una cámara denominada “lamela”, de ésta pasa al área donde se encuentra en una capa base la piedra caliza y grava y la segunda capa el compost, material que sirve como catalizador del contenido ácido de estas aguas.
Juan Carlos Montoya manifestó que el proceso metodológico desarrollado en la investigación permitió la instalación de una planta piloto que permite la captación de las aguas residuales.
Explicó que con este proceso se provoca la reducción de los metales pesados como el arsénico, cadmio, fierro, zinc y plomo, reduciendo considerablemente la conductividad eléctrica del agua, además que se generó una estabilización estándar de los valores del ph.
Añadió que en la experiencia se utilizó compost con residuos de cocina que resultaron menos efectivos que el preparado con estiércol de llama y de ovino.
El compost fue preparado durante cinco meses y medio en la Facultad de Agronomía, elemento importante en el tratamiento de las aguas residuales de los procesos metalúrgicos porque posibilitó reducir el grado de acides del agua, de la misma manera que los metales pesados se redujeron.
Indicó que se registró una dificultad con el cadmio, que no se pudo precipitar adecuadamente, para ello se trabajó con dos posibilidades: una elevando el ph del agua arriba del grado 10 y para ello se necesitaba cal que elevaba el costo del proceso; lo que se provocó es el trabajo de las bacterias que viven sin oxígeno, generando una reducción considerable de los niveles de cadmio, sin embargo el estanque donde se procesan las aguas residuales y que contiene el compost, la piedra caliza y la grava debe ser cubierta con plástico de color negro.
El superintendente del Ingenio de Machacamarca, Gastón Gutierrez Cortez, observó la experiencia del equipo de investigación denominado “Thuska Uma”, e indicó que será beneficioso para el proceso minero-metalúrgico, sin embargo dijo que por lo menos un 80 por ciento de estas aguas son reutilizadas.
Agregó que se debe tener cuidado porque en la fuente de provisión de agua, ubicada en la serranía de Paco Pampa, existe poca cantidad del recurso hídrico que debe abastecer a los ingenios de tratamiento de estaño y el otro de complejos.
Después de la visita al Ingenio de Machacamarca, la comisión se trasladó hasta el fundo rural de Sora Sora, de propiedad de la Universidad Técnica de Oruro, donde se enseñaron las experiencias que se trabajan con las aguas residuales tratadas por el método pasivo (compost de ovino y llama, piedra caliza y grava).
Montoya afirmó que se realizan experiencias para establecer el rendimiento de plantas forrajeras como la cebada, regada con las aguas de procesos mineros tratadas, además de promover cultivos de lechuga bajo el sistema hidropónico.
Indicó que es importante la investigación porque permitirá establecer los niveles de rendimiento de cultivos en los que se utilicen estas aguas
En la oportunidad se mencionó que, en la actualidad las aguas que sirven para el riego de cultivos tradicionales de la región de Sora Sora, además del consumo de la población se encuentran contaminadas por lo que el proyecto pensó en el tratamiento de aguas con el método activo, utilizando tripa de oveja.
Para enseñar este proceso, los visitantes fueron trasladados hasta el laboratorio de la carrera de Ingeniería en Procesos Químicos, donde la tesista, Pamela Chávez Arce, explicó el proceso del método de purificación del agua residual de procesos mineros o contaminada con metales pesados.
Dijo que el método de tratamiento de agua inverso donde todo proceso parte de la ósmosis, donde dos soluciones de distinta concentración están separadas por una membrana semipermeable y el agua se difunde espontáneamente desde la solución más diluida hasta la solución más concentrada.
La ósmosis inversa se utiliza en el tratamiento de aguas porque se aplica una presión, en el lado de la solución más concentrada, mayor a la osmótica, por lo que invierte este flujo y se obtiene a partir de una agua más concentrada (residual de operaciones mineras) a una solución más diluida, porque la membrana (tripa de oveja) retiene sólidos disueltos y contaminantes iónicos.
Los aparatos diseñados por el equipo de investigación logran tratar treinta litros de agua por día. Cada uno de los cuatro tubos soporta una membrana (tripa de oveja) que por cada hora produce un litro de agua tratada, la misma que puede ser consumida por el ser humano. |
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