La próxima semana la empresa Aguas Bonaerenses (ABSA) dará comienzo a una obra clave en la consolidación de la nueva fuente de agua que pretende establecer ante la grave sequía que ha hecho perder casi el 75 por ciento del volumen del vital líquido del embalse del complejo hídrico de Paso de las Piedras.
Se trata de la ejecución del denominado pozo de exploración, que busca ratificar la existencia de un segundo acuífero profundo, ubicable a unos 600 metros de profundidad, que se sumará al que ya comenzó a explotarse en el Bajo San José, a 50 metros de profundidad.
De acuerdo con lo indicado por el presidente de ABSA, Guillermo Scarcella, en su última visita a la ciudad, los estudios geofísicos realizados en los campos de Norberto Pascualini dieron cuenta de la existencia de ese acuífero, aunque será a partir de este pozo exploratorio que se determinará la calidad y la cantidad de líquido que se pueda disponer.
Según explicó en su momento Luis Volpi, gerente de Operación, Calidad e Ingeniería de ABSA, un resultado favorable derivaría en la ejecución de unos 20 pozos, siguiendo la traza del acueducto que trae el líquido desde Paso de las Piedras.
Una torre singular.
Por estas horas, la empresa Plusagua SA, contratada por ABSA para realizar las perforaciones del Bajo San José, está terminando de montar la superestructura que permitirá sostener la torre necesaria para un trabajo de estas características.
"Estamos solucionando algunas cuestiones relacionadas con la estabilidad del suelo. Esta semana se probó un asentamiento con las 25 toneladas de la superestructura y el lunes terminaremos de levantar la torre, que aportará otras 7 toneladas", explicó a "La Nueva Provincia" el geólogo Rubén Torrente, integrante de la firma Plusagua.
"Esta obra es similar a un equipo petrolero, con lo cual requiere otras previsiones y cuidados", añadió.
El profesional indicó que el montaje del equipo que permitirá concretar la perforación de 35 centímetros de diámetro, con guinches y otros accesorios, significará asentar una torre de unos 28 metros de altura y 80 toneladas de peso.
"Es un equipo petrolero, adecuado para un pozo de estas características. Incluso es importante verificar, antes de iniciar los trabajos, los anclajes y las riendas que lo sostendrán, porque un viento de 60 km/h puede retorcer su estructura", agregó Torrente.
Una vez en marcha la perforación, se estima que se demorará unos 30 días en alcanzar la profundidad pretendida, a partir de lo cual se podrá verificar si el líquido existente reúne las condiciones adecuadas para el consumo humano.
"Los estudios geofísicos determinaron la existencia de un acuífero de gran potencial. Ahora, su cantidad y calidad no se puede determinar hasta no realizar las pruebas hidráulicas.
"Si bien no es una perforación a ciegas, porque está sostenida por sondeos científicos, no se puede aventurar cuánto puede rendir", insistió el profesional.
Como valor referencial, los pozos del bajo en operatividad, en el acuífero a 50 metros, tienen un rendimiento promedio de 200 mil litros de agua por hora, apta para el consumo humano.
Terminada esta tarea, el pozo exploratorio podría convertirse en el primero en servir como aporte al acueducto, aunque sus características constructivas diferirán de los siguientes.
"Este pozo es singular porque se construye para determinar las características hidráulicas del reservorio. Si se decide luego realizar otras perforaciones, serán de explotación, con otras particularidades constructivas", explicó Torrente.
Lo cierto es que, de acuerdo con las consideraciones señaladas por ABSA, a fines de diciembre se sabrá con certeza si el acuífero "de gran potencialidad" se concreta como una realidad.
El plan de emergencia planteado desde ABSA contempla que las 20 perforaciones que podrían surgir de esa reserva aportarían unos 3.000 m3/h, los que, sumados a otros 3.000 m3/h de los 15 pozos del Bajo San José, permitirían reducir en un 70 por ciento el volumen de agua que hoy se extrae del embalse.
El dique, a pique
Con las altas temperaturas y los fuertes vientos propios de la primavera, el lago de Paso de las Piedras ha intensificado su baja.
De tal manera, en la jornada de ayer su cota se ubicó en 154,12 metros sobre el nivel del mar, la más baja de toda su historia. La medida significa un descenso de 2,98 metros respecto de la registrada el primer día de 2009.
A este ritmo, y a pesar de los 900 m3/h que comenzaron a aportar al acueducto los pozos del Bajo San José, la semana venidera la cota bajaría aún más, comenzando la cuenta de descenso desde los 153 metros.
Si bien la Autoridad del Agua (ADA) se muestra reacia a entregar información histórica sobre la evolución de las cotas, el archivo de este diario da cuenta que, en mayo de 2003, el lago registró una de las más altas de su historia, con 162,40, poco más de 8 metros sobre la actual.
Esa situación significó un volumen de agua almacenada de 300 hectómetros cúbicos (hm3). Hoy, esa medida se redujo a cerca de 70 hm3.
Según un estudio de la licenciada Liliana Raskovsky, funcionaria de la Autoridad del Agua, el organismo estableció el alerta amarillo cuando la cota bajó de 155 metros (quedando sólo el 25% de las reservas útiles).
El alerta naranja se determinará cuando la cota llegue a 152 metros (15% de las reservas útiles) y el rojo cuando alcance los 150 metros (apenas el 10% de las reservas útiles), que al actual ritmo podría darse en abril de 2010. |
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