A pesar de que Oscar Nagel, agente de desarrollo de Agricultura Familiar, está a cargo de coordinar el trabajo productivo de pequeños productores de Gato Colorado (9 de Julio) y de Santa Sylvina (provincia de Chaco); en estos últimos años, ha centralizado su atención en brindarles ayuda para que puedan obtener una mayor provisión de agua.
Es que “el agua es fundamental para la vida y la ausencia de este elemento -tanto para el consumo humano como para la producción- nos hace sufrir mucho”, comentó Nagel al participar junto a este grupo de personas de la Muestra de Agricultura Familiar que se llevó a cabo en la Granja La Esmeralda en Santa Fe.
Por esta razón, la Subsecretaría de Agricultura Familiar Delegación Santa Fe -dependiente de la Secretaría de Desarrollo Rural y Agricultura Familiar del Ministerio de Agricultura de la Nación-,“trabajó muy fuerte para ayudarlos a conseguir el agua que es tan necesaria para desarrollar la actividad productiva. Muchas veces, lo que uno planifica no se puede concretar porque factores como la sequía nos han frenado en las distintas actividades que queremos llevar a cabo”, confesó Nagel.
Ante esta crítica situación, “muchas familias han construido aljibes con sus propios medios; y otras lograron crear uno comunitario”.
Ramona Mansilla -está dedicada a la cría de aves, de caprinos y de algunos animales vacunos- hace 5 años que trabaja en este grupo del norte santafesino. Tras hacer varios esfuerzos para poder desarrollar su actividad, reconoció que la sequía del año pasado les afectó mucho. “Impactó sobre los animales, no pudimos sembrar y no contamos con el pasto suficiente”.
Es que “con la falta de agua, tenemos que luchar día a día; hacer pozos y sacar agua para darle a los animales. Es bastante el trabajo que tenemos que hacer en la zona rural; pero, hasta ahora, podemos seguir en el campo. Y, no tiene sentido que nos traslademos a la ciudad” porque en los centros urbanos “si no conseguís un trabajo mensual no sos nadie”. En cambio, “en el campo, todo lo que producimos nos sirve para vivir”, remarcó Ramona.
A lo que María Chesaux (vive en la zona rural de Santa Sylvina, en el límite que separa a las provincias de Chaco con la de Santa Fe) agregó que la falta de agua ha impactado negativamente sobre su actividad. Ella está dedicada a hacer curtido de cueros y producir alpargatas, portatermos y bolsos.
Lamentablemente, “la sequía está afectando a todos los que vivimos aquí. Muchos son los que venden animales para comprar alimento y la falta de lluvias se convierte en un mal para todos”.
“En mi caso particular, me afecta en el trabajo que desarrollo en el curtido de cueros que se hace con agua de lluvias y cuando la mezclo con un poco de otra agua no queda tan bien”. Por eso, “cuando llueve acumulo en el aljibe para el consumo de la casa, y otro poco guardo en tambores para después usar en el curtido”.
Para la mayoría de estas mujeres, “la lucha en el campo es para que los chicos puedan estudiar y obtengan otro tipo de vida”, resaltó Antonia Mansilla, que también vive en la zona rural de Santa Sylvina -provincia de Chaco- y se dedica a la producción de cabritos.

Diversificación productiva
A medida que se van sorteando los distintos problemas, Oscar Nagel guía a este grupo de productores para que puedan potenciar el trabajo de todos los días. Por ejemplo, “aquí es muy fuerte la actividad que está vinculada con la cría caprina y de pequeños animales -como las aves-. Aunque también se hace algo de siembra en el ámbito de los pequeños productores”.
Y desde el lugar de técnico “los voy asesorando en los aspectos sanitario y productivo; pero, también tratamos de contenerlos con respecto a los otros problemas de salud y de alimentación que les impacta y coordinamos con otros técnicos para atender los distintos temas que trascienden lo productivo”.De esta forma, a partir de lo que las familias de este lugar necesitan, “empezamos a dar soluciones a los distintos requerimientos”. Con el paso del tiempo, “hemos logrado que la gente se organice y puedan obtener algunos avances”, resaltó Nagel.