La lluvia caída entre la noche del viernes y la madrugada de ayer fue recibida como una bendición del cielo en esta ciudad.
Es que si bien no cayó una buena cantidad de milímetros, las precipitaciones sirvieron para aminorar el riego y disminuir la tensión de los usuarios del servicio de agua potable.
Según el reporte de la Cooperativa Integral, prestataria del servicio, en la cuenca alta del río San Antonio cayeron 18 milímetros mientras que en la cuenca baja, en Villa Carlos Paz, fueron 12 milímetros. Sin embargo, no hubo ningún tipo de modificación en el curso del río y el agua que cayó fue absorbida por la propia cuenca.
Por eso, desde la Coopi se advirtió que siguen las mismas restricciones en el servicio y que la alerta roja se mantiene vigente. “La situación de la planta de Cuesta Blanca sigue siendo la misma que días anteriores”, sostuvo Jorge Boido, vocero de la entidad.
Por su parte, el embalse de La Quebrada, que abastece a las Sierras Chicas, subió su nivel por primera vez en nueve meses. Marcelo Fassi, de la Cooperativa de Río Ceballos, indicó que en promedio llovieron 20 milímetros y que el embalse subió cuatro centímetros. Esto equivale aproximadamente al agua que se consume en un sólo día.
“Es la primera vez que sube en nueve meses. La mala noticia es que cayó muchísima piedra la cual afectó la planta potabilizadora. Como hoy (por ayer) hay cortes, pudimos arreglar sin resentir el servicio”, comentó.
Para Fassi, tienen que ocurrir muchas más lluvias como éstas. “Tienen que llover dos meses seguidos en forma intensa para recuperarnos”, agregó. Intendentes y funcionarios se reunirán el martes para evaluar los resultados de los cortes de la semana pasada.
“Todavía no están dadas las condiciones para suspender los cortes”, dijo Fassi, quien evaluó que estas restricciones están dando muy buenos resultados. “El miércoles y jueves ahorramos 1,7 millón de litros más que en el corte anterior”, puntualizó.
Las lluvias afectaron a casi todo el territorio provincial, aunque con variaciones. Mientras que en Bialet Massé cayeron 40 milímetros, en Villa María y Oliva llovieron apenas siete. En la ciudad de Córdoba cayeron entre 21 y 23 milímetros. En otras localidades las mediciones fueron: Unquillo, 30; Río Ceballos, 11; Bell Ville, 9; San Francisco, 13; Río Tercero, 9.
En Salsipuedes cayeron piedras de hasta cinco centímetros. “En muchos puntos la lluvia vino con granizo”, indicó Mario Navarro, del Observatorio de Salsipuedes. Para el especialista el tiempo estará inestable toda la semana.
“Tendremos una semana con mucha inestabilidad, y con buenas posibilidades de que continúen las lluvias. Las chances aumentarán desde el miércoles hasta el viernes”, explicó.
En tanto, Infoclima prevé tormentas para el miércoles. En la semana, la temperatura máxima rondará los 30 grados.
Agua bendita
Los viveros pierden su mercadería
Los dueños de estos negocios se lamentan por las pocas ventas.
Ingresar a un vivero en estos días puede ser una de las pocas oportunidades de ver algo del verde típico de la primavera, que la falta de lluvia todavía no permitió renacer en los jardines o parques de Córdoba. Sin embargo, la situación para quienes se dedican a la venta de plantas también es preocupante.
No sólo se ve afectado el riego de la mercadería, sino que además las ventas están por el piso, y muchos negocios ya se han visto obligados a tirar mercadería.
La mayoría de los grandes viveros cuenta con pozos de agua propios, pero si no superan los 100 metros de profundidad, la sequía de la misma tierra produce sal y con ella se contamina el agua de riego.
"Estamos regando con el agua del pozo, pero las plantas duran menos, se ponen feas", explica Norma, la dueña del vivero La Granja sobre la avenida Juan B. Justo de la ciudad de Córdoba.
La mujer, quien desde hace 40 años vive del cultivo y de la venta de plantas y flores, asegura que, pese a que el agua del pozo "viene muy fea", no usaría el agua de red. "No podría regar con el agua que otros apenas tienen para tomar", dice. En su lugar, optó por tener menos mercadería, "total ni se vende", admite entre risas, pero preocupada.
Menos flores, más cactus. Normalmente, desde el Día de la Madre hasta llegado el verano el recambio de los plantines de invierno por los que soportan el calor hacer crecer las ventas en los viveros. Pero este año, se están haciendo rogar.
"Para qué la gente va a comprar plantas si después no las va a poder regar", dice Masaru, propietario del vivero Tamarisho, ubicado sobre la calle Monseñor Pablo Cabrera.
No obstante, sostiene que se incrementaron las consultas –y en menor medida las ventas– de plantas que requieren de menos riego, como los cactus, los arbustos o retamas.
En ese vivero, decidieron amontonar las plantas para que el riego sea más rápido y eficaz y además instalaron media sombras que normalmente usan en invierno para que el sol castigue menos.
En Plantines Bianco, sobre avenida Japón, el agua abunda porque cuenta con un pozo propio de 133 metros de profundidad. "El problema es el enorme gasto de luz que tenemos para poder bombear ese agua, y, por el otro lado, las pocas ventas que estamos generando", explica Estela, dueña del lugar. En épocas normales, Plantines Bianco riega la producción con agua de un canal que hoy está vacío.
En barrio Los Boulevares, el Vivero Merlo se ha visto obligado a desechar plantines secos y José, su dueño, asegura que "no se vende nada".
Otro comercio cercano, el vivero San Carlos, ya fue víctima de una multa de 11 mil pesos por lo que ahora desiste de echar agua a las plantas.
El propietario, José, se lamenta porque está perdiendo mercadería en una de las mejores épocas de venta del año, y dice que los plantines que logren sobrevivir a la sequía estarán muy grandes para cuando la gente vuelva a entrar al local.