Silvana Buján es Licenciada en Ciencias de la Comunicación Social y especializada en periodismo científico y ambiental. Desde hace veinte años milita en el ecologismo, fundando por 1990 la ONG BIOS Argentina (www.bios.org.ar) y participando activamente en la Red Nacional de Acción Ecologista, RENACE (www.renace.net). A lo largo de su trayectoria volcó los quehaceres militantes en el periodismo científico y ambiental, realizando ECOS (www.programa-ecos.com.ar) y múltiples trabajos en radio y documentalismo.
Ha recibido por estos quehaceres, en cinco ocasiones el Premio Martín Fierro. Fue Premio Nacional de Periodismo 2007, Faro de Oro 2006, y en 2003, fue 2º Premio Nacional al periodismo ambiental “Florentino Ameghino”, otorgado por la Secretaría de Ambiente de la Nación.
El reportaje realizado por la licenciada Silvana Buján al Lic. Federico Kopta, miembro del Foro Ambiental Córdoba, fue galardonado con el Premio Latinoamericano y del Caribe del Agua, otorgado por el Centro del Agua del Trópico Húmedo para América Latina y el Caribe juntamente con la Oficina Regional para América Latina y el Caribe de UNICEF y la Oficina Regional para América Latina y el Caribe de PNUMA (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente).
A continuación se transcribe el reportaje realizado en el programa radial ECOS de Mar del Plata al Lic. Federico Kopta, militante de defensa de la salud y el ambiente:
¿Usted sabe que bebe cuando bebe agua para consumo? ¿Sabes que lo que debiera tener el agua de consumo humano está normado por el Código Alimentario Argentino? ¿Sabe que ese Código está superdesactualizado?
El Foro Ambiental Córdoba presentó al Instituto Nacional de Alimentos, que son los encargados de adecuar el Código Alimentario a las nuevas realidades, una propuesta de actualización de la normativa sobre agua potable y agua envasada. Federico Kopta es biólogo y coordinador del Foro.
-¿Cuándo han presentado este informe?
-El informe lo presentamos en Mayo en Córdoba y en Junio a nivel nacional. Lo elaboramos en base a esta problemática que hay, en que se controlan muy pocos plaguicidas dentro de agua potable. Entonces vimos la necesidad de hacer una recomendación para actualizar las normas de plaguicidas en agua potable, dado que en este momento se controlan once nada más, de los cuáles nueve ya están prohibidos; y estamos dentro de un universo de 274 plaguicidas que están permitidos. Eso nos da una idea de la gran diferencia que hay entre lo que se está usando efectivamente y lo que se controla, lo que se controla como residuos que pueden llegar al agua a través de la fumigación y luego a través de la lluvia, donde eso va siendo arrastrado por el agua, y llega tanto a lo que son aguas superficiales como aguas subterráneas.
-274 fitosanitarios andan por ahí, en tierras, aire, frutas, escorrentías al agua que se beberá. Once solamente están puestos en el Código con la cantidad máxima permitida, el resto “bien, gracias”. Cada año se producen nuevos plaguicidas, muchos de ellos de uso masivo. La legislación que debe establecer los niveles máximos permitidos en agua no viaja en el mismo tren que el mercado de los fitosanitarios, es más ¿viaja?, ¿responde algo?
-Hasta ahora no. Lo que hemos tenido es que están analizando el tema. Lo mismo ha pasado aquí en Córdoba, nosotros en la presentación que hicimos en Córdoba también bueno van a formar una comisión para analizar los valores, etc., pero la verdad es que hasta ahora en concreto nada.
-La gente se puede decir... “pero si los laboratorios analizan estas cosas”.
-Hay un protocolo de análisis que tienen que realizar los laboratorios para que un plaguicida sea aprobado. Entonces todos esos análisis tienen que ver con niveles supongamos en lechuga, en tomate, zanahoria, etc.; y no tiene que ver con los niveles que puede haber en agua, debido que al agua no llega por fumigación directa sino que llega accidentalmente. No se fumiga directamente el agua, sino que se fumiga un cultivo y luego la lluvia arrastra esas sustancias y así llega al agua. Entonces lo que vemos a nivel mundial es vacío enorme respecto a los niveles permitidos de tal forma que por ejemplo dentro de los piretroides, que son sustancias que se han utilizado en la década del 90 y se siguen usando muchísimo, y puede haber uno o dos que estén por ejemplo en recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud. Lo que plantean es que es difícil encontrarlos. Lo que sabemos es que debido a la cantidad de fumigaciones que tenemos en toda nuestra zona agropecuaria, en particular las poblaciones que toman agua de río, encuentren los niveles muy elevados de encontrar estas sustancias en el agua.
-Ahora uno puede medir en agua un compuesto bioacumulativo y encontrar cantidades bajas, pero por ser bioacumulativo no pasa a la cadena trófica y termina magnificándose en el tejido graso del pez que después la gente se comerá. Y ahí tendría una concentración mucho más elevada que la que se encontró en el agua...
-Dentro de las generaciones nuevas de plaguicidas hay unos que en vez de ser clorados son fluorados, pero son muy estables las moléculas y acumulables. Lo que más se está usando en este momento, hay dos fosforados, dos piretroides, y el glifosato, que también es un plaguicida que es clorado y que tiene muchísimo uso en este momento. Aquellos que puedan bioacumular dentro de los plaguicidas que tenemos actualmente en uso no se utilizan tanto como otros en donde no está probado una bioacumulación que sea significativa. De todas formas estamos hablando de sustancias que sí tienen efectos, no solamente los efectos directos que puedan tener sobre el sistema nervioso o sobre el hígado, sino también los efectos que tienen sobre el sistema endocrino. Allí también hay toda una serie de problemas que pueden tener estas sustancias en donde algunas limitan el funcionamiento de alguna hormona, por ejemplo los estrógenos, y de esta manera pueden acelerar problemas de salud, como el caso de cáncer de mama, debido a este efecto estrogénico que pueden tener algunos de estos plaguicidas.
-Algo curioso, más de 200 plaguicidas están habilitados por el SENASA, sin embargo, sólo once son controlados en agua para bebida. ¿Y no se sienta el SENASA con el Instituto Nacional de Alimentos a discutir la cosa en una misma mesa?
-Es parte de todos estos problemas que nosotros vemos la falta de contacto, de comunicación, y de ver a todo el entorno como un sistema. Entonces se toman medidas aisladas que pueden ser correctas y completas para un campo en particular, y sin embargo cuando uno ve todo el sistema te das cuenta que se han tomado medidas que tienen que ver con un problema. Lo que tenemos aquí puntualmente y que se ve en forma clara es este problema de ir a probar determinadas sustancias, poner límites para determinados sistemas, en donde se puede decir bueno alimentos; y olvidarnos de que eso llegue al agua.
-Sólo uno de los 30 plaguicidas más vendidos en Argentina está contemplado en el Código Alimentario. Es el herbicida 2,4-D.
-Es un plaguicida creado en la época de la Segunda Guerra Mundial y que se sigue utilizando muchísimo. Obviamente que el que más se usa es el glifosato dentro de los herbicidas, pero este es otro herbicida que sigue teniendo un uso bastante generalizado, e incluso está toda una línea de trabajo en hacer este transgénico en base a la resistencia del 2,4-D, en vez del glifosato que se utiliza por ejemplo en la soja transgénica y en otros transgénicos. Lo cierto es que este está controlado en cierta forma, porque es un plaguicida que tiene 60 años. Pero permanentemente todos los años hay plaguicidas nuevos en el mercado, y de acuerdo a la lógica del mercado hay plaguicidas que empiezan a utilizarse más debido a su rendimiento, a su precio. En concreto, de esos 30 plaguicidas, los más utilizados, lo que se ve claramente es que solamente se controlan en agua uno solo. Entonces, uno dice, los plaguicidas como el glifosato que por lejos es el más utilizado en todo el país, no se controla nada, ni el glifosato, ni los productos de descomposición que tiene; aunque claramente se sabe que tiene efectos estrogénicos.
-También solicita el Foro Ambiental Córdoba a las autoridades que es necesario que se controlen las cianotoxinas. Estas sustancias que producen las cianobacterias o algas cianófitas que prosperan en muchos lados que son usados como fuente de agua potable. Era Federico Kopta, biólogo del Foro Ambiental Córdoba. Más información www.foroambientalcba@yahoo.com.ar
Fin.
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