Las plazas de Madryn parecen haberse convertido en verdaderos “parques temáticos” aunque usted lector no se haya enterado y no haya habido grandes anuncios oficiales ni cortes de cintas. Sencillamente si miramos a nuestro alrededor podremos comprobar que las plazas y espacios públicos (con alguna excepción de zonas donde circulan y sacan fotos los turistas) hoy son muestras realmente acabadas sobre como la sequía asola la estepa patagónica, el movimiento de suelos costero afecta el ecosistema inmediato con arenas voladoras e invasoras, el viento resquebraja ramas, antiguas flores y tierra, pero sobre todo de cómo el hombre desatiende de cabo a rabo su entorno público y hasta sus funciones.
De la casi veintena de plazas y plazoletas que hay en Puerto Madryn (Plazas Perón, España, Davies, Euzkadi, Las Bardas, Catherine Davies, El Desembarco, Vucetich, Placero Juan García, Felipe Vallese, Gobernador Galina, Covitre II, Barrio 110 Hectáreas, VEPAM, Parque Patagonia, etc) no se puede rescatar una sola donde el mantenimiento “brille” por su presencia. Fundamentalmente la falta de riego y de cuidado de árboles y plantaciones aunque sean incipientes, exponen la poca dedicación pero sobre todo criterio para cuidar lo que tantos años ha costado conseguir y, si se quiere, tanto a costado hasta económicamente a las arcas públicas, o sea léase dineros de la ciudadanía que podrían haberse aplicado a otras urgencias.
De hecho, el plan de mejoramiento de espacios públicos había permitido en los primeros meses del año un interesante destino de fondos con una inversión lograda de casi unos 400 mil pesos por plaza (más menos) para dejarlas “como nuevas”. Aparentemente en el marco de una estrategia de dar otro sentido al encuentro público en espacios al aire libre y pequeños pulmones verdes. Un efecto que inmediatamente se logró exponiendo que la gente no frecuentaban las plazas porque eran páramos sucios y poco atractivos, y cuando eso se revirtió a casi nadie pasó desapercibido el mayor doblamiento de estos espacios por chicos y grandes que comenzaron a ocuparlos en los más diversos horarios. Las obras se asignaron, y se hicieron, aunque algunos difieran sustancialmente sobre el presupuesto asignado y la calidad de los trabajos concretados, lo cierto es que los vecinos de Madryn pudieron ver por fin lugares públicos que oficiaban de plazas antes totalmente abandonadas, con veredas que se reconstruyeron, desmalezadas, con faroles (y luz), bancos, juegos, nueva cartelería, recuperación de bustos y hasta algunas replantaciones.
El furor de aquella cruzada embellecedora habrá durado unos dos meses, (y nada tiene que ver que en algunos casos haya coincidido con elecciones anticipadas ni mucho menos). El coletazo final del invierno fue duro y con heladas crueles, el viento de primavera empezó a soplar sin descanso, y de llover ni noticias. Pero tampoco de alguna gota de agua tratada con riego programado por camiones (sabiendo las restricciones que tenemos con el vital elemento en el Golfo) o alguna otra estrategia de tanques ubicados en los sitios para evitar gastos de traslados, si se quiere. Nada, ningún auxilio para las alamedas del sur, o los olmos del oeste, para los pinos del este y los sauces debilitados del norte. Con excepción de Plaza San Martín, (pero que sufre otros problemas) y una parte del boulevar Brown y de Roca al fondo, claro.
A poco más de un mes de comenzar el verano que el panorama parece no mostrar mejoras ni voluntad, y por el contrario, el poco verde que no pereció a la pérdida de humedad en estos meses, todo indica que lo hará definitivamente con los agobiantes calores que dicen, nos deparará el fin de 2009 y principio de 2010. La pregunta del millón es ¿será una estrategia municipal? ¿No habrá una mínima cuadrilla de los numerosos empleados públicos que paga la comunidad que se pueda dedicar a este esencial mantenimiento? ¿Alguien calculó ya cuanto suma la pérdida verde que estamos sufriendo? Evidentemente la sequía es un mal vinculado al cambio climático que este año castiga a todo el país y particularmente la Patagonia, pero la “sequía de ideas” parece haberse concentrado particularmente en algunos lugares. Esperemos que pase rápido. |
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