El intendente de la ciudad de Córdoba, Daniel Giacomino dispuso que todas las dependencias y empresas municipales diseñen un plan de ahorro del agua, que deberá ser elevado en 48 horas al Ejecutivo.
Además, ante la emergencia hídrica, pospuso momentáneamente el llenado de los siete natatorios que administra. "Tenemos todo preparado, las piletas en condiciones para comenzar con el programa de verano 2009-2010, pero no se van a llenar hasta tanto la crisis hídrica no se levante", indicó Adrián Lopreste, subsecretario de Participación Ciudadana.
La apertura está prevista para diciembre en Camping San Martín, Club Municipalidad, polideportivos General Paz y General Bustos, y parques Sarmiento, Las Heras y Los Algarrobos, aunque quedará supeditada a la crisis hídrica.
En tanto, Giacomino firmará hoy a las 13 un convenio para concientizar sobre el mal uso del agua. La idea consiste en proyectar un spot, de unos dos minutos de duración, con consejos sobre el ahorro de agua. Prometieron su adhesión La Mona Jiménez, Los Caligaris, Trulalá, La Barra, La Fiesta, Chébere, Damián Córdoba y Doña Jovita, entre otros.
Sequía y pobreza en un patio del desierto
En Rayo Cortado no llueve desde febrero. Se secó la vertiente.
Héctor Brondo - hbrondo@lavozdelinterior.com.ar
El patio de la casa de Blanca Medina, en Rayo Cortado, tiene todos los elementos necesarios para componer una imagen del desierto. En un extremo de ese pequeño guadal, un montículo de arena espera que algún día se revoquen las paredes de la vivienda que comparten la mujer con sus siete hijos, cinco de ellos en edad escolar y una beba de tres años recién cumplidos.
Una lagartija detiene su carrera debajo de un cactus (que parece celebrar la sequía reinante con flores de un amarillo intenso) y a medio metro de un balde que espera en vano el tributo de una canilla que apenas gotea durante la noche.
La última lluvia "en serio" que cayó en este pueblo polvoriento, ubicado a 155 kilómetros al norte de la ciudad de Córdoba, fue a mediados de febrero de este año, cuando el cielo derramó unos 35 milímetros sobre sus 1.800 habitantes. Desde entonces sólo precipitaron unos pocos chaparrones que pasaron inadvertidos para los pluviómetros. Este fin de semana, apenas llovieron tres milímetros. Por eso, ahora no hay pastura para que coman los animales y los árboles demoran los brotes con los que confirman la primavera. Pero lo más grave de todo es que 20 días atrás se secó la vertiente que desde hace 60 años provee de agua potable al vecindario.
"Jamás viví algo igual. Esta situación es espantosa", dice Blanca, mientras restrega su entrecejo ceñido con los dedos de su mano derecha.
"Los chicos vienen acalorados de la escuela y lo primero que quieren hacer es refrescarse, pero como no tenemos agua se quedan con las ganas", agrega la mujer, que enviudó hace dos años.
Cuenta que durante la noche deja abierta la canilla del jardín por si llegase a salir algo de agua para el aseo mínimo de la familia y la preparación de la comida, pero no siempre junta la cantidad suficiente.
Poca plata y changas. "No tengo plata para comprar agua mineral y para colmo el bidón de cinco litros aumentó muchísimo con esto de que no hay ni una gota en el pueblo", lamenta Blanca, que cobra un sueldo de 500 pesos por mes, más o menos, como cocinera de la guardería municipal de Rayo Cortado. Además hace changas en casas de familia pero "ahora la cosa aflojó bastante también", asegura. Es que lava ropa y la plancha, y si falta agua...
Por estos días y hasta que la ex Dipas haga la perforación que le viene prometiendo al pueblo desde hace dos años, a ella y otros vecinos les lleva agua la Municipalidad en camiones cisterna. "Le ruego a Dios que haga llover porque no se cuánto más vamos a aguantar sin agua", cierra la conversación.
Una ráfaga de viento norte, como una exhalación de fuego, levanta una polvareda blancuzca. El termómetro colgado en la galería de la comuna marca 43° C a esta hora de la siesta.
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