Un enorme canal de 400 metros de largo, cavado en la tierra, ya comenzó a llevar el agua del río Neuquén al embalse Los Barreales. En cuestión de días será la única manera de conducir los caudales que bajan desde el norte de la provincia porque se cerrarán por completo las compuertas del derivador de Portezuelo Grande para encarar la obra de recuperación del cuenco que amortigua la energía del agua. Los trabajos tienen un costo de 40.000.000 de pesos.
La embajadora de Estados Unidos en Buenos Aires, Vilma Martínez, que finalizó su visita de dos días a Neuquén, recorrió ayer las obras en la presa ubicada en Añelo junto al gobernador Jorge Sapag.
Portezuelo Grande es la primera de las presas del complejo Cerros Colorados, concesionado al grupo estadounidense Duke Energy, de ahí la presencia de la embajadora. Martínez llegó junto a Sapag en helicóptero, acompañada de diplomáticos de la oficina de Buenos Aires y de dos custodios del servicio secreto que no le perdieron pisada.
Hace años que la empresa y los excelentes especialistas del Órgano Regulador de Seguridad de Presas (Orsep) estudian la manera de reparar el cuenco amortiguador, una estructura de hormigón que diluye la energía con la que el agua sale de las compuertas y se encauza en el canal. Es como una pileta adonde golpea no sólo el líquido del río sino todos sus sedimentos, que suelen ser piedras de gran tamaño.
Esta presa, a diferencia de las que se ven en el Limay, no embalsa el río sino que lo deriva hacia una cuenca natural, Los Barreales, y deja pasar por el cauce histórico un caudal mínimo.
De Los Barreales el agua pasa a otra cuenca natural, Mari Menuco, a través del dique Loma de la Lata, y se restituye al río mediante la presa Planicie Banderita, que no tiene vertedero y eroga sólo a través de las turbinas de su central hidroeléctrica. Finalmente, la obra El Chañar regula lo que llega a los valles.
Portezuelo Grande puede derivar por el vertedero hasta 7.900 metros cúbicos por segundo hacia Los Barreales. Y lo llegó a hacer, en la crecida de 2006 (dejó pasar al cauce histórico del río unos 1.700 y, en total, manejó más de 10.500).
Los ingenieros evaluaron varias alternativas para reparar el cuenco amortiguador del vertedero; una de ellas fue dividir en dos el canal con un tabique y hacer arreglos por etapas. Finalmente decidieron cavar un canal paralelo al actual, con capacidad para conducir un máximo de 350 metros cúbicos por segundo, un caudal que el río suele tener de manera constante sólo en verano, cuando la nieve en las altas montañas del norte neuquino ya desapareció y no hay pronóstico de grandes tormentas.
La obra del canal paralelo supone todo un desafío de la ingeniería. Nace en el mismo estanque de Portezuelo Grande, tiene un alto de 9 metros (tres pisos de un edificio), unos 20 metros de ancho y un largo de 420.
Fue necesario cavar y remover 150.000 metros cúbicos de tierra, que fueron conducidos a los espaldones de la presa que cierra el río. El nuevo canal desemboca en el viejo, pero aguas abajo del sitio donde se realizarán los trabajos.
Dentro de dos semanas, el caudal con el que llegará el Neuquén al lugar habrá alcanzado el nivel necesario para iniciar los trabajos. Cerrarán entonces las compuertas de Portezuelo Grande y evitarán que el agua regrese por el canal mediante un dique de tierra apisonada que funcionará como una ataguía.
Será un trabajo contrarreloj porque antes de que se inicie la temporada de lluvias, en abril-mayo, el canal debe estar restituido al servicio. De lo contrario, si se da una crecida como el indómito Neuquén suele tener, no quedará otra alternativa que abrir las compuertas y perder lo que se hizo hasta entonces.
Inteligencia y custodia
La embajada de Estados Unidos quiso mantener en el mayor secreto posible todas las actividades de Vilma Martínez en Neuquén para evitar manifestaciones de repudio. La diplomática no se mueve sin sus dos custodios del servicio secreto, y hubo que adecuar el protocolo.
En la visita del martes al Paseo de la Costa no hubo inconvenientes, a pesar de que estaba calculado que algo podía ocurrir, pensando en los episodios del mes pasado en Mendoza.
A la zona de Añelo llegó junto al gobernador Jorge Sapag en helicóptero. Fuentes del gobierno contaron que uno de los integrantes de la comitiva debió bajarse para que no se quebrara la norma de los dos custodios.
Había además miembros de las fuerzas de seguridad federal y provincial, que ni siquiera de civil pudieron confundirse entre el público.
A la espera de una señal de Nación
Jorge Sapag sigue esperando una señal de mejores precios para el petróleo, el gas y la energía. Ayer dijo que es vital para poder promover nuevas inversiones en la provincia.
El gobernador despertó risas cuando confesó su placer por ver una obra que se realiza en tierras neuquinas y que no se financia con el presupuesto provincial.
Guillermo Fiad, presidente de la subsidiaria local de Duke Energy, aseguró que el grupo estadounidense tiene "confianza en el potencial de la Argentina" y reveló que tienen varios proyectos en carpeta para nuestro país, la mayoría de los cuales tienen Neuquén como destino.
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