Lentamente, están llegando algunas lluvias primaverales a la zona central del país, muy afectada por la sequía. En algunas áreas de las provincias de La Pampa y de Córdoba cayeron entre 40 y 60 milímetros (Winifreda, Macachín); en otras, 20 a 40 (Jesús María, Río Primero), y en otras menos (Río Cuarto, Vicuña Mackenna). Eso no significa que se hayan solucionado todos los problemas de arrastre. "Cayeron 40 milímetros y la tierra se los chupó igual que si fuera una esponja", se quejó un productor de Cañada Seca.
Por el contrario, avanza una campaña que encierra amenazas climáticas para todos los cultivos. Por eso, no es de extrañar que se aconseje sembrar sólo si se tiene suficiente reserva de humedad en el suelo. Esa es la recomendación de Eduardo Sierra, profesor de Climatología de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires, a los productores en general, pero, especialmente, a los de las provincias del centro del país.
La recomendación no es antojadiza. Normalmente en Córdoba los cultivos se implantan con las lluvias acumuladas de febrero, marzo y abril, más algún chaparrón primaveral. "Este año las lluvias fallaron en otoño y principios de primavera y durante noviembre es lenta o errática la reposición de humedad en el perfil", explica Sierra. El especialista pronostica lluvias de 25 a 50 milímetros para la semana que viene, pero mantiene la calificación de "riesgosa" para el ciclo 2009/2010 y aconseja "mirar más al suelo que al cielo al momento de sembrar". Las perspectivas para La Pampa son parecidas: 10 a 25 milímetros el 22 de noviembre, con menores posibilidades que Córdoba porque estos campos están más alejados del monzón que produce lluvias de verano en Bolivia y en Salta.
Anthony Deane, de Weather Wise Argentina, tiene una visión más optimista. Prevé un régimen de lluvias más sostenido para la segunda quincena de noviembre y diciembre, aunque con menor humedad en enero. Febrero, marzo y abril podrían aportar lluvias superiores a las normales para la época, con posibilidad de encharcamiento de potreros y salida complicada de la cosecha gruesa por falta de piso y problemas con la calidad del grano. El fenómeno sería consecuencia de un fortalecimiento de El Niño, provocado por un incremento de 6º C sobre lo normal en la temperatura del océano Pacífico, localizado a 150 metros de profundidad.
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