Cortes, poca presión, estrictas normas para evitar derroches de agua, multas y mucha concientización para optimizar el uso del recurso hídrico son algunas de las realidades que hoy están en el centro de la escena. Pero también hay otro costado que no puede desconocerse: la vegetación de Mendoza sobrevive en medio del oasis gracias al riego. Y aunque parezca que la situación actual no admite punto medio, sí existen varios consejos que permiten cuidar las plantas y al mismo tiempo no utilizar agua de más.
Se trata de herramientas fáciles de usar dentro del hogar y que pueden pasar a formar parte de nuestra vida cotidiana sin necesidad de realizar ningún tipo de inversión. Así, recurrir al balde para regar las macetas y aplicar agua sobre las plantas y árboles en horarios en los cuales la temperatura es mínima (temprano por la mañana o a la noche) para evitar que el agua se evapore con el calor de la tierra y se utilice más agua de la cuenta, son medidas que integran la lista de recomendaciones que dan los especialistas en el tema.
Por eso es que Obras Sanitarias de Mendoza (OSM) hace hincapié en la importancia de no regar los jardines de 8 a 20. Mientras que el lavado de veredas y autos con manguera o hidrolavadora está prohibido durante todo el año, las 24 horas del día.
Hay más para tener en cuenta. El paisajista Martín Balasch de Huemul Parques & Jardines agregó que otra de las acciones que los mendocinos tienen a mano para maximizar la eficiencia del riego es la de aumentar la frecuencia del regado durante la semana, aunque disminuyendo su intensidad. De esta manera, las plantas reciben sólo la cantidad de agua que requieren y no se pierde recurso hídrico por infiltración.
“Si se va a usar el riego por aspersión (ya sea automatizado, en el caso del que lo posea, o por medio del sapito) se pueden seguir los mismos consejos anteriores, es decir, usar pequeñas cantidades de agua de manera más frecuente y regar cuando baja el sol y se enfría la temperatura de los jardines, para evitar así la evaporación”, indicó Balasch, quien también es ingeniero agrónomo.
El especialista manifestó que los jardines que poseen macetas consumen menos agua, porque tienen un volumen de tierra reducido. Además, sugirió que se recurra a la captura del recurso hídrico de la acequia -en aquellos barrios donde todavía pasa agua- para que no se tenga que usar el suministro potable para el riego.
El agua se puede recolectar por medio del viejo sistema manual, armado con un tachito, “que es más práctico que el balde”, dijo Balasch.
En este sentido, desde el vivero San Cayetano señalaron que otra forma de ahorrar agua es regando las macetas con balde y un jarrito para dirigir el recurso hídrico al lugar que corresponda sin desperdiciarlo. “Se debe regar siempre lo justo”, enfatizaron.
A su vez, explicó que muchas casas de zonas como Chacras de Coria o Lunlunta, por ejemplo, están ubicadas en lugares que antes eran fincas y, por lo tanto, “gozan de un derecho de riego (mediante el sistema de regado por acequia) que pueden empezar a gestionar para no tener que usar el agua de red para llenar piletas o mantener jardines”, aclararon del vivero.
Por su lado, el ingeniero agrónomo Sergio Carrieri, presidente del Consejo del Arbolado y titular de la cátedra de Espacios Verdes de Ciencias Agrarias de la UNCuyo expresó que “a las plantas no les tiene que faltar el agua porque eso es lo que nos da calidad ambiental, esto es lo que hace que el riego sea tan importante. Acá es cuando tenemos que tener presente que debemos usar el agua con mucha eficiencia”.
Para Carrieri es fundamental que la gente entienda que para regar los jardines de las casas no se debe dejar la manguera con el agua corriendo “eternamente y sin moverla”. “Se la debe trasladar numerosas veces para ir regando por sectores y con un chorro chico. Además, otra forma de no desperdiciar agua es controlando que no salga agua por los desagües del jardín”, dijo Carrieri.
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