Mientras la falta de obras estructurales para mejorar la prestación de los servicios públicos impide una solución de fondo para viejos problemas con el agua y la luz, el Gobierno continúa adelante con su política habitacional, construyendo numerosos barrios que aunque permiten a la gente contar con vivienda propia, no tienen garantizada la calidad de las prestaciones esenciales. Por otro lado, la incorporación de más usuarios a redes colapsadas, acentúan en forma dramática los problemas de suministro que sufren los habitantes de la Capital.
Sin dudas, el inconveniente más serio se da con el abastecimiento de agua potable. Además de ser un servicio costoso de sostener, porque el grueso del recurso es subterráneo y debe ser extraído con la ayuda de bombas, no se han hecho inversiones en el sistema de distribución que permitan contener la demanda creciente. Los pozos están limitados en cuanto a su producción de agua y no dan abasto para los usuarios que se suman por la construcción de nuevos barrios. El resultado: hay sectores que viven permanentemente con cortes o bajísima presión.
Según el Gobierno, la respuesta es el acueducto que traerá agua potable desde el dique de Pirquitas hasta la ciudad. Esa infraestructura no solamente aumentará notablemente la disponibilidad de agua, sino que además será independiente de las fluctuaciones del servicio eléctrico, ya que el transporte es por gravedad.
El problema es que la segunda parte de esta obra, que vinculará el caño principal con los barrios, no cuenta con recursos para financiarse.
El servicio de electricidad tampoco puede ser garantizado adecuadamente para los nuevos barrios, porque la provincia no cuenta con un tendido que permita traer más energía desde el Interconectado Nacional.
La solución, en este caso, también está demorada: la línea desde San Martín y dos estaciones transformadoras no estarán disponibles en mucho tiempo.
Por último, el gas. Ya no se autorizan conexiones, porque la red no puede abastecerlas. Por eso los barrios no tendrán el servicio, al igual que los edificios en construcción.
Expansión sin planificación
? La ciudad capital sigue creciendo por la construcción de más barrios, que no tienen garantizados los servicios esenciales.
? La falta de inversión en las redes de luz y agua, sumado a que aún están pendientes obras de fondo para aumentar la disponibilidad de recursos, contribuyen al déficit que se acentúa por los nuevos usuarios.
? Las viviendas no tendrán directamente gas natural. Es que la distrubuidora local dejó de autorizar conexiones porque el recurso es insuficiente. De esta manera, el padrón de beneficiarios de este servicio quedó en 18.000 en toda la provincia.
? Este problema está complicando al sector de la construcción. Los edificios que se levanten, por caso, en el centro, no tendrán tampoco el servicio de gas.
Mejorar la refrigeración y la calefacción
La colocación de placas de yeso y materiales aislantes similares para el interior de las paredes es una práctica de albañilería denominada "en seco" muy poco usada. Y contrariamente a lo que se piensa, no implica una erogación mayor que la que se hace cuando se aplica el revoque grueso y fino en el interior de las viviendas.
El estudio realizado por el INTI destaca que tan sólo la aplicación de aislantes de 3 pulgadas de espesor (unos 7,5 centímetros) en el techo, y de 2 pulgadas (5 centímetros) o menos en las paredes permite la "optimización de las fuentes de energía, por la baja pérdida térmica de los muros y el techo". Para la confección de los resultados, se tuvo en cuenta una superficie general de la vivienda calculada en 60 metros cuadrados cubiertos.
Paralelamente, se agrega en el mismo informe que la pérdida de temperatura, tanto si se quiere calefaccionar como refrigerar, puede ser mucho menor si se reemplazan en las aberturas existentes los vidrios simples por el panel de doble vidriado hermético (DVH).
La pérdida de la temperatura se incrementa hasta en más de un 20% de los valores logrados con los dos métodos anteriores.
Aislamiento
? La propuesta del informe confeccionado por el INTI es que en Catamarca se reemplace el acabado de revoque fino y grueso hacia dentro de las casas por placas de yeso, lana de vidrio y foil.
? Este conjunto, de unos 5 centímetros, se completa con uno similar hacia el techo, ya sea de chapa o de losa de hormigón con tejas.
? En la provincia, la construcción que predomina es la del tabique de ladrillo hueco de 12 centímetros.
? El resultado es un ahorro energético en el orden del 42% tanto de la electricidad como del gas natural.
? Y puede ser aún mayor si se reemplazan los vidrios simples por paneles de doble vidriado hermético (DVH).
El colapso de los servicios
Se ahorraría el 40% de energía si las viviendas se aislaran mejor
Lo asegura un estudio del Instituto Nacional de Tecnología Industrial. A las paredes convencionales se agregan placas de yeso y lana de vidrio.
Un ahorro de energía que oscilaría entre el 42 y el 45% del actual consumo tanto de la energía eléctrica como del gas natural se podría concretar si se aplicaran elementos aislantes a las viviendas convencionales, como placas de yeso y lana de vidrio para las paredes, y un agregado de unos 20 milímetros de espesor para los techos, sean de chapa o de hormigón.
El estudio que realizó el Instituto Nacional de Tecnología Industrial analizó las viviendas construidas en todas las provincias del país a partir de la información suministrada en el Censo 2001. En cada provincia hay una forma de construir que predomina, y en los hogares catamarqueños es la del tabique de ladrillo hueco de 12 centímetros de espesor.
Partiendo de esta forma, el estudio revela que si a las paredes se les reemplazara el revoque interior convencional, por una placa de yeso de 1 centímetro de espesor, más lana de vidrio y foil, un material similar al papel de aluminio, se realizaría aquél ahorro.
El resto de la construcción hacia el exterior no se modificaría, pero sí la terminación en el techo, ya sea de chapa o de hormigón con tejas, donde habría que agregar los materiales señalados.
El informe del INTI sostiene que las viviendas consumen un tercio de la energía generada en el país. Por lo tanto, la reducción de la demanda permitiría, además, aprovechar la energía con fines productivos. En tanto, para los usuarios residenciales significaría disminuir los gastos de las boletas en materia energética.
De acuerdo con la información de la Dirección de Estadística y Censos de la provincia, sólo un 30 por ciento de las construcciones en la provincia cuentan con algún tipo de aislación, y en la mayoría de los casos sólo incluye el uso de productos en el techo.
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