Por estos días, la problemática del embalse Río Hondo se intensificó ante la reciente presencia de numerosos peces muertos y una mancha de color verdoso amarillento que fue constatada mediante un recorrido por funcionarios provinciales y los defensores del pueblo de la nación y de la provincia.
Para quienes viven a metros de la costa del embalse Río Hondo, el impacto se traduce en dolores de cabeza, náuseas y mareos, algunos de los síntomas a los que ya están “acostumbrados” a vivir los pobladores ribereños de El Manantial, Isla de los Castillos y hasta barrios de Las Termas como 25 de Mayo, Mercantil y -paradójicamente- Agua Santa.
“Ya no se aguanta el olor, es insoportable, no te imaginas cómo vivimos acá. Hace 3 días que a la mañana o a la siesta viene una corriente hedionda que te hace doler la cabeza y lo peor de todo es ver la cantidad de peces muertos en la costa”, relató Néstor Salvatierra, poblador de El Manantial.
Los efectos de la contaminación del embalse Río Hondo generan preocupación entre las 40 familias de El Manantial, paraje ubicado a 6 kilómetros de Las Termas cuya principal actividad económica es la cría de animales que se alimentan del embalse y la producción de frutas y hortalizas tales como zapallos, sandías y melones.
La siembra de las legumbres se realiza en hectáreas fértiles cercanas a la costa del embalse durante este período al aprovechar el bajo nivel del agua y en consecuencia los terrenos húmedos, que favorecen la multiplicación de las plantas. La mayor producción es comercializada en Las Termas; pequeños productores venden a verduleros locales y a clientes en la zona del mercado municipal.
Sobre este punto, Néstor Salvatierra señala que actualmente el bajo nivel del agua dejó en la costa un enlame verdoso y amarillento que es consumido por los animales. En el 2007, productores de parajes cercanos manifestaron a EL LIBERAL que sus vacas quedaban ciegas y sus cabritos nacían con deformaciones a causa de consumir este inesperado forraje contaminado.
“Nuestros animales tienen que consumir agua del embalse, no nos queda otra alternativa, hasta vienen pobladores de localidades más lejanas a traer sus animales para consumir agua del lago ¿A dónde van a ir? Se preguntó Salvatierra.
Alrededor de 40 familias de El Manantial soportan el olor fétido que proviene del lago y ruegan la presencia de un viento que desvíe este hedor, el cual penetra en el interior de sus viviendas. “No podés cerrar la casa porque lo mismo ingresa el olor y te morís asfixiado con este calor, rogamos que caiga lluvia y pueda limpiar un poco al lago”, pidió esperanzado.
Barrios termenses afectados
Vecinos de los barrios 25 de Mayo, Agua Santa, Mercantil y Libertad, complejos habitacionales situados a metros de la costa del Dulce, contaron que el olor nauseabundo que proviene del río penetra en las viviendas. “No hay otra salida, lo tenemos que soportar”, dijo Marisa Morales de Salas, vecina del barrio Mercantil.
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