Los santafesinos se fueron a dormir anoche con sus peores temores. Al cierre de esta edición, el Servicio Meteorológico mantenía el alerta por tormentas fuertes y lluvias como las que en horas de la madrugada convirtieran a la jornada de ayer en un caos: cayeron unos 140 milímetros en minutos. Con la tormenta aparecieron todos los inconvenientes de un fenómeno extraordinario pero, además, se revivieron los fantasmas que aquí resurgen con cada lluvia desde la tragedia de 2003.
Ayer los evacuados fueron pocas personas, menos de un centenar. Santa Fe está en una depresión de terreno y ese efecto olla se profundiza por el anillo de defensas que la rodea buscando evitar que cuando crecen los ríos, el Paraná en el este y el Salado en el oeste y sur (fue el desborde de éste último el que en 2003 anegó 150 mil hogares y mató a 21 personas) ingrese agua de modo incontenible.
Cuando el agua cae y con la contundencia que tuvo en la madrugada de ayer en la que los registros marcaron unos 140 milímetros en algunas zonas como la del Botánico, la olla se llena rápido y escurre lentamente.
Un metro de agua. Centenares de calles convertidas en lagunas en las que el vaivén que causan los autos hace que el agua ingrese en los hogares. Ni hablar de las zonas en las que el agua entró casi un metro en las casas.
La potencia de la lluvia hizo que las zonas anegadas no sólo fueran las ubicadas en tierras de cotas bajas (esas que siempre se inundan) sino las más pobladas, como los barrios Pompeya, Las Flores 1, 2, Transporte, o Guadalupe Oeste, por mencionar algunos. A ello hay que sumarles distritos costeros como La Guardia o Colastiné, donde algunas familias se autoevacuaron a la vera de la ruta 168.
Algunos cortaron calles para evitar que circulen autos y así impedir que las olas hicieran ingresar el agua a sus casas. El drenaje de las aguas era lento.
Como se recordará las grandes inundaciones —2003 y 2007— para el imaginario colectivo se relacionaron con un alto nivel de imprevisión de autoridades locales de entonces del PJ, hecho que habría incidido en la derrota que le infligiera a ese partido el radical Mario Barletta a quien ayer varios sectores peronistas buscaban responsabilizar por la falta de paliativos más eficaces para afrontar el meteoro.
Unos mil millones. El municipio montó un operativo rápido pero insuficiente. Barletta recordó que preparar la ciudad para afrontar estos apurones reclama una inversión de unos mil millones de pesos.
Sin luz, agua potable, colectivos y taxis los alumnos no fueron a las escuelas ni los empleados a sus trabajos. Santa Fe vivió una emergencia e intranquiliza la amenaza del cielo cargado y un pronóstico nada alentador.
J. S. M.
|
|
|