Dos entes nacionales, junto a una empresa estatal de la provincia de Neuquén y a una cooperativa eléctrica de la zona pusieron en marcha un molino eólico de fabricación nacional de baja potencia en la Colonia Pastoril del Valle Cerro del Michacheo, en Zapala, que entregará agua y electricidad para dinamizar las actividades agrícolas-ganaderas de la zona, que incluyen la producción de pasturas, huertas, invernaderos y forestación.
Este sistema, que convierte el viento en electricidad limpia y renovable, alimentará a bajo costo las bombas sumergibles para riego ubicadas en lugares llanos y alejadas del óptimo lugar de viento, una colina por ejemplo. Emplazado en una torre reticulada de dos hélices de 4,5 metros en su barquilla, el molino posee un diseño modular capaz de acomodarse a las necesidades de consumo y de la demanda de energía en puestos de estancia, escuelas, destacamentos aislados, centros de atención primaria de salud, sistemas de telefonía y en sitios poco favorecidos por las redes de distribución de energía.
El sistema, que tiene una potencia nominal de 4,5 kilowat que requiere un viento de 12,5 metros por segundo (45 metros/hora), fue impulsado por la Cooperativa de Energía Eléctrica de Zapala (CEEZ), el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y la empresa estatal rionegrina de Investigaciones Aplicadas (INVAP).
El mismo permitirá abastecer electricidad a 220/380 en Corriente Alterna trifásica y es la primera de una sucesión más amplia de aerogeneradores que expandirá el riego a todos los productores de la zona. La administración y distribución estará a cargo de la "Cooperativa Agrícola Ganadera 2 de Febrero", cuyas autoridades declaran entusiasmados que este tipo de inversiones logran mantener a sus miembros cohesionados, "de manera que puedan crecer y desarrollarse en condiciones de equidad y bienestar, que sólo llega de la mano del trabajo productivo". Las variaciones climáticas que padece la zona desde hace 20 años, provocaron una disminución de los volúmenes de agua.
Al mismo tiempo, la población de la zona urbana de Zapala creció y se expandió, lo que incrementó la demanda domiciliaria. En tanto, los productores comenzaron a abastecerse de canales a cielo abierto que transportaban líquidos cloacales, hasta que el Ente Autárquico Municipal de Servicios Públicos de la ciudad, otorgó el suministro de agua potable a costos inaccesibles que demolían la rentabilidad. El ejemplo se torna valedero, dadas las circunstancias dolorosas que vive toda la cadena productiva de la Argentina, no sólo huérfana de agua, sino también de políticas públicas que procuren asistencia, capacitación y la eventual asignación de los fondos necesarios para que la riqueza no decaiga.
Estas nobles tecnologías por sí solas podrían resultar insuficientes si no se las completa con el indispensable relevamiento y actualización de la cantidad y calidad de los acuíferos que alberga el subsuelo. Al respecto, debería iniciarse un proceso de exploración de reservorios que descansan en las entrañas del territorio neuquino, poseedor de importantes unidades hidrogeológicas, con gran cantidad de pozos extractivos, más o menos confinados, pero que sólo adquieren trascendencia pública cuando se los coloca al servicio de la actividad minera.
El enfoque actualizado de la ecología enseña que la problemática ambiental es primordialmente social y la noción de Sustentabilidad del Desarrollo, desborda y traspasa el marco del análisis de la biosfera (aunque lo abarca y contiene) para transmitirse al conjunto de las relaciones culturales, los vínculos económicos, la inclinación de las relaciones políticas funcionales al modo de producción dominante y que impactan (por lo general) negativamente en la esfera de lo natural.