Una fuerte tormenta despertó ayer a la capital neuquina y complicó su rutina diaria. Cayeron cerca de 17 milímetros en el transcurso de tan sólo cuatro horas. «Casi el 10 por ciento de lo que llueve en el año. Es inusual esta cantidad para la ciudad», advirtió el director municipal de Defensa Civil, Francisco Baggio.
La intensa lluvia provocó numerosas complicaciones en varios sectores de la ciudad, acostumbrado a recibir entre 180 y 200 milímetros por año. En el Este, el funcionario municipal comentó que evacuaron a tres familias en la comisión vecinal del barrio Confluencia. Se trata de personas que residen al fondo de la calle Tronador, en un sector que permanece inundado por el alto caudal que registra el río Neuquén. En tanto, en el asentamiento El Mirador del Valle también se evacuó a otra familia en el comedor del lugar, cuya vivienda estaba completamente humedecida.
Trastornos
Hacia el Oeste hubo calles que estuvieron cerradas al tránsito vehicular hasta las 15, producto de las cárcavas que generó la tormenta sobre la barda, por donde transcurrió el agua a gran velocidad y con mucha fuerza. Fue en la Avenida del Trabajador, desde Godoy hasta Rodhe, y la calle Huilén.
Las intensas lluvias también pusieron al desnudo las falencias estructurales que soportan algunos establecimientos públicos. En el hospital Regional hubo que evacuar y desinfectar la guardia de adultos después de que rebasaran las cloacas.
El delegado general de la Junta Interna de ATE en el Castro Rendón, Baltazar Álvarez, confirmó que al momento de evacuar este sector había 14 pacientes. Después de desinfectar, aseguró que se retomaron las tareas. Y evaluó: «Esto no es de ahora, es de siempre. Es parte del agotamiento que tiene este establecimiento asistencial. Por eso planteamos la construcción de otro, para trabajar y asistir a la comunidad en otras condiciones».
Además del hospital, la Escuela Nº 2 suspendió las clases por problemas de desbordes cloacales e inundación de todo el edificio escolar. Hasta ayer, el establecimiento educativo no reunía las condiciones mínimas sanitarias ni contaba con el servicio telefónico.
El centro, colapsado
En la zona céntrica de la ciudad, las bocas de tormenta y los desagües pluviales desbordaron. Suele pasar siempre que llueve, aunque esta vez el fenómeno fue más visible, sobre todo en arterias principales como Independencia -en casi todo su trayecto- y 12 de Septiembre.
Personal de Defensa Civil municipal trabajó desde la madrugada para desobturar las bocas de tormenta y los desagues pluviales. Mientras, en la Universidad Nacional del Comahue (UNCo) los techos se llovieron, algunos paneles se cayeron del cielo raso y como medida precautoria se cortó la luz.
El subsecretario de Administración, Walter del Bazo, precisó que los sectores más afectados fueron la Dirección de Física, la Facultad de Salud y Ambiente y la Secretaría de Investigación. Incluso «se llovió» el aula Pagoda, una de las más grandes de la Facultad de Humanidades.
Del Bazo minimizó el impacto y anunció que se está por adjudicar la reparación de todos los techos del complejo central, el casco viejo que data de hace 38 años. La obra ronda el millón de pesos y se ejecutaría en un plazo de 90 a 120 días.
Problemas en Centenario
La intensa lluvia no dejó evacuados en esta localidad, según informó el director municipal de Defensa Civil, Pablo Guerrero.
Sin embargo, los inconvenientes cloacales por la acumulación de líquidos fueron importantes.
Por la mañana, los vecinos más afectados por la acumulación de agua tuvieron un arduo trabajo. El trabajo se complicó ya que la Secretaría de Obras y Servicios Públicos está trabajando en forma discontinua debido a la toma del corralón.
Los problemas más importantes se originaron por la acumulación de líquido en las esquinas, ya que en pocos minutos llovió una décima parte de lo que suele llover en esta región. No obstante, y a pesar del trabajo que tuvieron los vecinos en sus viviendas particulares, oficialmente no se reportaron daños mayores.
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