El 4 de marzo Paraná sufrió las consecuencias de una tormenta que anegó calles, destrozó viviendas precarias y tiró abajo decena de árboles. Más adelante la feroz presencia de un meteoro la padeció Gualeguay y ya entrada la primavera, Federación, Concordia, Federal y La Paz, entre otras localidades, sufrieron daños severos por fenómenos meteorológicos que azotaron a la población -siempre- tras días de calor sofocante.
Mientras el río deja sin playas a la Costa del Uruguay y los evacuados se multiplican en Concordia, el alerta meteorológico parece un título repetido también de este lado de la provincia.
En Santa Fe, en tanto, las lluvias que aumentan el caudal de los ríos, genera evacuados que se instalan al borde de la ruta y al mismo tiempo la seca arruina a los productores del norte de la provincia y provoca alarma en Córdoba.
En ese contexto y repasando una a una las catástrofes climáticas producidas en el país este año, La Nación publicó en su edición del lunes una especie de balance bajo el título En el 2009 hubo el peor clima del año.
Para Norberto García, especialista en clima de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas, dependiente de la Universidad Nacional del Litoral, las condiciones climáticas actuales en esta zona del mapa en particular “están dentro de lo que es la variabilidad climática, siempre ha habido años más secos, años más húmedos y además distribuída desigualmente la precipitación, en especial en la provincia de Santa Fe”.
De todos modos, en diálogo con EL DIARIO, el experto señaló que “no hay ninguna duda de que estamos en presencia de una perturbación muy importante del sistema climático que nos hace pasar rápidamente de ciclos de cuatro, cinco o diez días húmedos y calurosos, a tormentas convectivas y con un poco de aire fresco. Y eso es bastante anómalo, sobre todo para esta época. La primavera ha sido bastante diferente a lo que era de esperar.
—¿Cómo se comportará el clima sobre el final de la primavera y el principio del verano?
—El fin de la primavera y el verano va a tener un comportamiento similar, con tormentas convectivas como las que estamos sufriendo y con mejoramientos. Y fundamentalmente, lo más intrigante es porqué hay esta cantidad tan desusada de tormentas en esta época, cuando generalmente son desde mediados del verano, finales del verano y principios del otoño.
—¿A qué se debe esta variabilidad del clima y cuáles son las posibles respuestas a esa intriga que menciona?
—Que haya variabilidad es normal, el clima es así, no es constante, es permanentemente cambiante. Si uno cambia la escala de tiempo y en vez de hablar de 20 años hacia atrás, habla de 100 o 200 años atrás, va a encontrar que el clima era bastante diferente.
Sin ir más lejos, nos asustamos por un período seco a principio de siglo XXI y sin embargo la zona que fue muy afectada, era una zona seca en la década del 40´.
Toda la región norte y noroeste de Santa Fe no era una zona agrícola por ejemplo. Y ahora hay actividad agrícola, porque les está lloviendo más de lo que llovía a medidos del siglo XX. Una vez que uno se acostumbra a lo bueno, después se siente mal cuando las cosas no se dan.
El hecho es hacia dónde cambia el clima y esta cambiando a un aumento de la precipitación muy pequeño, 50 o 80 milímetros más en el sur de Santa Fe y una disminución en el centro y norte, alrededor de 200 milímetros menos, en el período 2010-2040.
—¿Cuáles son las razones de esos cambio?
—Sería muy facilista decir que es todo culpa del hombre. Hubo cambios climáticos sin el hombre dentro de la Tierra. Ha habido períodos hace un millón de años o 300 mil años donde las temperaturas eran extremadamente más bajas o extremadamente más altas.
No es anormal que el clima cambie, al contrario, es parte de la evolución del sistema. Ahora podemos decir que quizás el hombre tiene algo de responsabilidad porque está generando, en los últimos 200 años, una cantidad desusadamente alta de gases de invernadero.
—En síntesis, habrá más precipitaciones en esta zona durante los próximos 30 años. ¿Se avanza hacia un clima más tropical?
—Dije más agua, en el sur de la provincia de Santa Fe y el sur de la provincia de Entre Ríos y menos agua en el norte de la provincia de Santa Fe y un poco de la provincia de Corrientes.
Eso no es tropicalización, es cambiar el régimen de lluvia, tampoco podemos saber si va a llover más en verano o en invierno. Lo concreto es que ahora la precipitación de invierno ha disminuido en la región, ha aumentado la precipitación de primavera y verano, la de otoño se ha mantenido más estable.
—¿Vamos a tener inviernos más suaves?
—Eso depende de qué ocurra con los extremos de temperaturas, podemos llegar a tener temperaturas medias parecidas, pero podemos llegar a tener temperaturas mínimas mucho más bajas y máximas más altas. En la zona norte es probable que ocurra eso, porque va a estar más seco y cuando es así aumenta la amplitud térmica y cuando está más húmedo disminuye la amplitud térmica. En el sur es probable que las mínimas no sean tan mínimas y las máximas no sean tan máximas.
—El clima se percibe mucho más húmedo también.
—De hecho en los últimos 30 años, en promedio, está lloviendo más que a mediados del siglo XX y al llover más hay más humedad disponible.
Un panorama más negro
-¿Usted no adhiere a los enfoques más apocalípticos acerca del cambio climático?
-El panorama que se presenta, lo que estamos viendo que puede llegar a ocurrir es grave, entonces hay que tomarlo como corresponde. El tema es cómo mitigar ese daño que el hombre ha realizado y está realizando. Y eso va a ser producto de una decisión política y esa decisión política no la vamos a tomar los países del tercer mundo, sino los países desarrollado que van a decir, bueno no vamos a generar más gases invernadero, no vamos a hacer más tal o cual cosa.
Todavía no se han puesto de acuerdo, no hay que hacer más que leer los diarios y fijarse que la conferencia de Copenhague, que Kyoto, que Río (de Janeiro) y nunca se llega a un acuerdo para minimizar el daño que se está produciendo. Y ante esa realidad, vamos a tener un panorama mucho más negro todavía.
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