El extenso territorio chaqueño expone crudamente las asimetrías que existen entre zonas no tan distantes. Mientras abundantes precipitaciones causan serios problemas en el Gran Resistencia, el sudoeste todavía no logra superar una sequía histórica que sigue condicionando el desarrollo de todo tipo de actividades, y especialmente las vinculadas al sector productivo, motor de la economía regional.
Las lluvias de las últimas semanas esquivaron al Departamento Chacabuco y se concentraron en zonas como Gancedo (320 milímetros), General Capdevila (116) y Coronel Du Graty. En la planta urbana el acumulado sólo muestra escasos 45 milímetros, en tanto que las tormentas del miércoles por la madrugada sólo trajeron viento y una tenue llovizna que no alcanzó a dejar marcas en el pluviómetro.
Con esa escasa humedad y esperanzas de más lluvias en lo que resta de este mes, productores de la zona rural comenzaron a sembrar. Algodón, sorgo y, más adelante, soja son las alternativas productivas mientras esperan más precipitaciones que recuperen la estructura de los suelos. Sin embargo, algunos decidieron frenar los laboreos hasta tanto se produzcan lluvias de aceptables milimetrajes para garantizar una emergencia adecuada de las plantas.
“En nuestra zona de influencia, las lluvias han sido de 60 milímetros desde el 1º de noviembre a la fecha. Hubo un retoño de las pasturas, el gatton panic reverdeció y, en algunos casos, comenzamos con la siembra de algodón”, trazó Héctor Frontalini, productor con campos cercanos a Charata donde posee una explotación mixta.
Así, dijo que la siembra de algodón se hizo progresivamente entre el 10 y el 20 de noviembre, aunque sin la humedad necesaria en el perfil. “En el momento de la siembra, la humedad parecía suficiente pero al transcurrir los días sin más lluvias y con altas temperaturas las plantas se secaron”, lamentó Frontalini.
Con ese panorama, y a poco de la siembra, el nivel de las plantas está por debajo de lo normal, por lo cual decidió paralizar todas las actividades en sus campos, incluso dejando sin sembrar varios lotes preparados para la implantación del textil. “En realidad estamos mal porque vemos a nuestra capital inundada y miramos nuestra circunstancia”, sostuvo el productor.
“Decidimos parar un poco todo y desinvertir sin tener alguna posibilidad, porque cada cultivo tiene su fecha óptima de siembra y, si nosotros no las respetamos, seguramente tendremos mermas en los rindes”, explicó Frontalini.
Lo que viene
Pese al crudo panorama que trazó el agricultor, las expectativas no decaen y quedan otras alternativas. En diciembre y siempre que el clima ayude, Frontalini sembrará soja y luego maíz, cerca de fin de año.
“Todavía hay tiempo para sembrar, pero todos los días hay pronósticos de lluvias y, en realidad, la lluvia no llega. En ese sentido estamos un poco caídos de ánimo”, admitió el agricultor. Asimismo, reveló que hacia el oeste, las lluvias recibidas por algunos lotes fueron “un poco más alentadoras”, sin embargo, tampoco sirvieron de mucho porque las esperadas precipitaciones generalizadas todavía no llegan.
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