Cuando la crisis hídrica aún no alcanzó su punto más álgido y sus consecuencias siguen siendo insospechadas, al menos ya comienza a dejar algunas enseñanzas y a ofrecer algunos frutos.
Uno de estos es la posibilidad concreta de reciclar las aguas cloacales para uso industrial, iniciativa que no sólo permitiría en unos tres o cuatro años aliviar las exigencias a las que viene siendo sometido el dique Paso de las Piedras, sino que también contribuirá a disminuir en gran medida la contaminación del estuario bahiense.
Días atrás, miembros de la Asociación de Industrias Químicas de Bahía Blanca (AIQBB) y de la Corporación del Comercio, Industria y Servicios (CCIyS) le presentaron una propuesta en tal sentido al intendente Cristian Breitenstein y al secretario municipal de Obras y Servicios Públicos, Rubén Valerio.
La iniciativa prevé el comienzo, en pocos días más, de un exhaustivo estudio de los efluentes cloacales para determinar si, teniendo en cuenta su composición, dichas aguas pueden ser reutilizadas con fines industriales.
Las evaluaciones demandarán un año y, en base a sus resultados, se definirá --en caso de ser factible su empleo-- el método más conveniente de tratamiento para su posterior suministro al Polo Petroquímico.
El proyecto surgió en el seno de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), Facultad Regional Bahía Blanca, hace un par de años, y entre sus impulsores figura la ingeniera Olga Cifuentes.
Pese a su antigüedad, al parecer la poca predisposición de ABSA a permitir un emprendimiento de esa naturaleza dilató una cuestión fundamental para la ciudad (menor consumo de agua potable y menor contaminación), aunque ahora la crisis vuelve a darle una oportunidad.
En tal sentido, pudo saberse que el convenio correspondiente ya fue rubricado por sus cuatro actores principales: ABSA, subscretaría municipal de Gestión Ambiental, UTB y AIQBB.
"Los líquidos cloacales bahienses no poseen sólo lo que uno puede suponer, sino que contienen también hidrocarburos y metales pesados. Por eso habrá que ver en qué punto son vertidos, caracterizar los efluentes y determinar cómo pueden depurarse para que sean empleados por las industrias", dijo el ingeniero Hugo Simoni, gerente de la AIQBB.
Si bien se trata de una etapa posterior, todo hace prever que si los líquidos pueden ser reutilizados, su tratamiento será realizado en la planta depuradora de líquidos cloacales construida a mediados de la década del '90 en proximidades de El Triángulo, a la vera del camino que une Grünbein con Ingeniero White.
Hasta ahora, dichas instalaciones --cuando funcionan-- permiten una remoción de sólidos mediante el empleo de grandes y potentes tamices rotativos.
Para etapas posteriores quedó el resto del proceso de depuración, aunque jamás fueron concretadas y ni siquiera se solicitó de manera contundente su finalización, pese a los efectos contaminantes que esos líquidos vertidos por la cloaca máxima suponen para el estuario.
El convenio rubricado por la AIQBB, ABSA, la UTN y el Municipio no establece pauta alguna sobre los mecanismos de tratamiento ni la inversión necesaria para llevar adelante el proceso, sólo se limita, en esta primera etapa, a una calificación de los vertidos.
Los análisis serán llevados a cabo por personal de la UTN y también por especialistas del Comité Técnico Ejecutivo (CTE) que con supervisión municipal controla el medio ambiente en el área portuaria e industrial bahiense.
Tampoco se descarta contratar a terceros para realizar algunas evaluaciones.
"El interés de la UTN, AIQBB y Municipio era empezar los estudios hace un par de años, pero ahora no es momento de echar culpas o mirar hacia atrás. Lo importante es que esto se ponga en marcha", consideró Simoni.
Al ser consultado sobre los consumos industriales de agua proveniente del dique Paso de las Piedras, Simoni dijo no tener "a mano los números" (se encontraba en Buenos Aires al momento de dialogar con este diario), pero estimó que de los 9.000 m3/hora que se envían desde el embalse diariamente a la ciudad, las plantas consumen entre 1.600 y 1.800 m3/hora.
"Nuestro ánimo no es que esto se convierta en una cuestión más de confrontacion, es decir, empezar a buscar por qué no se pensó antes o no. Hay que empezar, no esperemos más, si alguien se demoró eso ya es pasado. Queremos que el estudio se haga y cada uno de los participantes hará una contribución", sostuvo.
La iniciativa seguramente despertará algunos gestos de satisfacción en el licenciado Leoncio Montesarchio, titular de la Asociación Ambientalista del Sur, ya que él es el más ferviente defensor del aprovechamiento de los líquidos cloacales para abastecer a la industria.
Ya en los años 2000 y 2007. Montesarchio hizo uso de la banca 25 en el Concejo Deliberante para plantear los beneficios de esta fuente.
Los efluentes cloacales podrían significar la disponibilidad de una masa de agua estimada en 120.000 m3/día que, en términos de suministro domiciliario, abastecería a unos 240.000 usuarios, a razón de unos generosos 500 litros por habitante/día.
Esta fuente potencial de provisión (sumada a la del embalse) resultaría entonces más que suficiente para atender los requerimientos futuros por crecimiento vegetativo e industrial.
Marcha atrás con la potabilizadora
Finalmente las empresas del Polo Petroquímico financiarán la construcción de una toma sobre el arroyo Napostá, aguas arriba del paraje Los Mirasoles (a unos 20 kilómetros de la ciudad por la ruta 51, donde ya existe una instalación similar) en lugar de una planta potabilizadora en Altos del Palihue.
El cambio de estrategia fue adoptado por ABSA teniendo en cuenta que dicha planta no iba a poder entrar en operaciones hasta el otoño venidero y que demandaría un pequeño dique de captación para poder abastecerse normalmente.
Esta nueva toma, y su estación de bombeo, será enlazada mediante un acueducto con la planta potabilizadora Patagonia, permitiendo suplir con agua del arroyo a las extenuadas reservas del dique.
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