La condena de la Corte Suprema a la Municipalidad de Junín por los niveles de arsénico en el agua, sumado a las falencias en el suministro que se sufren durante todo el año, hacen que sea imprescindible buscarle una pronta solución a la manera de proporcionar el líquido elemento, que se elabore un plan pensando en el futuro.
El ingeniero Alejandro Borchex, aseguró que no es necesaria una inversión muy importante para sanear la situación, solo es cuestión de encontrar en los dirigentes una clara voluntad política para hacerlo.
“Este problema se debe solucionar ahora, se puede dejar de invertir en algunas áreas para hacer lo necesario y sanear la situación de potabilidad y cantidad de agua para la ciudad”, aseguró .
“Hay dos aspectos preocupantes en el tema del agua potable de la ciudad, la calidad y la cantidad de la misma. Hoy la ciudad sufre en los dos frentes porque en muchos sectores se nota una falta pronunciada del agua, en horas pico, y muchas veces en cualquier momento del día”.
Ahora con la llegada del verano y de las altas temperaturas, la falta de agua potable en la ciudad será más notoria, como lo fue en veranos pasados.
La autorestricción
“También hace falta una política de control más fuerte, porque se derrocha el agua en grandes cantidades y por cualquier cosa. Se lava el auto, se riegan las plantas. Eso en otros lados es impensado, pero acá pasa como si fuera normal”.
Además dijo “mientras unos derrocha en algunas partes de la ciudad todavía no hay agua potable”. La solución se debe encarar por diversos frentes, porque no solo el control hará el trabajo, la educación sobre lo importante del no derroche también tendría que ser una política de estado para la ciudad.
Sobre la situación del arsénico, Borchex dijo que en los países de serios, el nivel tolerado es cero. “Acá seguimos discutiendo cual es el más benigno”, señaló.
Además se preguntó: “No se porqué se dejó dejo de instalar medidores de agua, no se a que responde”.
Mapa del agua
Docentes de la Universidad de Buenos Aires (UBA) comenzarán a trabajar en el desarrollo de un “mapa social, cultural, político y económico” del agua potable, un recurso que consideran “descuidado en forma alarmante” por la población y cuya posibilidad de acceso es “desigual”.
La convocatoria al trabajo se extenderá a alumnos y egresados de la UBA y otras universidades nacionales, como también a ONG's y ambientalistas, y su objetivo no es aportar un tratamiento académico sino “una perspectiva de trabajo social, que involucre el conocimiento de la gente”.
Vicente Di Cione, geógrafo, profesor e impulsor del mapa, comentó que el proyecto busca obtener la "percepción" que los habitantes tienen sobre el agua potable
y "generar una conciencia mayor" sobre la "sustentabilidad" del recurso.
"El agua es un insumo social, pero las condiciones de acceso son diferentes. Hay gente que puede pagar cuatro bidones pero hay otros que siguen tomando el agua de un pozo que no reúne los requisitos más elementales", comentó Di Cione.
La iniciativa, además, busca extenderse a otros lugares del país, por lo que "todos los documentos" e información surgida de las reuniones será difundida por medio de un foro en Internet o por medio de teleconferencias.
"El agua es un recurso social, pero las condiciones de acceso son diferentes. Si esta es la situación actual, con el cambio climático de por medio será peor. Creímos que el agua iba a fluir eternamente", finalizó Di Cione.
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