(ANSA) - Un estudio universitario conocido hoy determina una relación directa entre el bosque nativo y la provisión de agua de los ríos en Chile.
El trabajo podría ayudar a terminar con la sequía que acusan algunas cuencas en el verano, cuando las lluvias disminuyen su aporte.
La investigación que encabezó Antonio Lara, de la Universidad Austral de Valdivia (840 kilómetros al sur de Santiago), midió durante cuatro años cada día seis cuencas fluviales cercanas a esa ciudad.
El informe señala que un incremento del 10% en la cubierta de bosque nativo en las cuencas produciría un aumento del 14,1 por ciento en el caudal de verano.
"El bosque nativo reduce la velocidad de escurrimiento, regula el flujo y aporta equilibrio al agua", explicó Lara.
"En una pradera, en cambio, se ven inundaciones en invierno y sequía en verano", agregó el investigador universitario. Su autor espera que el estudio sea considerado por la autoridad porque la primera condición es "la protección de los bosques nativos ante la amenaza de incendios o reemplazos por otros usos del suelo".
Un estudio de la Corporación Nacional Forestal y la Comisión Nacional de Medio Ambiente indica que el 17,7% del territorio chileno está cubierto por bosque nativo.
En la región de la Araucanía se pierde anualmente un promedio de 2.645 hectáreas por incendios forestales, inundaciones por represas, talas ilegales y degradación de bosques.
Sin embargo, antes de 2000 la pérdida era de 20 mil hectáreas al año.
Las áreas protegidas de bosque silvestre chileno sólo representan el 29,8 por ciento del total, mientras que el resto pertenece a privados.
Por eso Lara propone un subsidio a la protección de los bosques en las riberas de los ríos.
En Costa Rica se destina el 2 por ciento de la cuenta de agua potable a un fondo de incentivos a los propietarios para conservar bosque nativo y así proveer agua.
"Sin incentivos, siempre será más rentable explotar el bosque nativo para madera o cambio de uso de plantaciones" concluyó el científico.
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