El clima se convirtió en uno de los factores que más preocupación para los productores generó, al punto de convertirse en una variable traumática para muchos de ellos. Primero fue la sequía, luego y alternativamente feroces tormentas que devastaron plantaciones y sembradíos, más adelante golpes de calor que mataron aves y finalmente el río que avanza sobre islas y campos anegadizos, generando grandes dificultades al ganado. Esto ha generado un abanico de pérdidas económicas, que si bien los funcionarios de la Secretaría de la Producción prefieren por ahora no aventurar, se adelanta que se trabaja en un relevamiento para conocer mermas y quebrantos en campos y explotaciones para saber cómo impactaron las tormentas en los productores. En tanto también se conoció que aún hay 300 mil vacas en islas y campos inundables.
El INTA es el principal organismo técnico que trabaja en esto y los funcionarios esperan contar en los próximos días, hacia el fin de semana, con toda la información necesaria para disponer de un número global que represente las pérdidas.
El director de Agricultura, Fernando Arbitelli, estima que desde hace 15 días distintas tormentas vienen afectando distintos puntos de la provincia y que el relevamiento que se encaró se debe a que se “decretará la emergencia económica en esas zonas”, haciendo debutar en la provincia a la flamante ley que se proclamó en el Parlamento nacional algunas semanas atrás.
“La tormenta que cayó unos 10 días atrás, en Victoria, Rincón de Nogoyá, la zona del Sauce, en Gualeguay, el granizo cayó sobre el maíz y no dejó nada, lo mismo con soja que estaba naciendo y el trigo que había que cosechar. Se devastaron unas 20 mil Hectáreas, en zonas con rendimientos muy buenos”, precisó Arbitelli.
Mientras que en otros puntos el rendimiento del trigo alcanza los 4.500 kilos promedio, en esta zona puede llegar hasta los 8 mil kilos. Si tenemos en cuenta que cada hectárea puede lograr un valor económico de 2.500 pesos, la pérdidas sólo en trigo son cuantiosas. En cambio, si bien con la soja y el maíz la inversión realizada se pierde, el ciclo productivo aún permite replantar, lo que haría menor la pérdida estacional.
La zona en norte entrerriana no le va en saga en cuanto a perjuicios que generan temporales. La tormenta que pegó fuerte en la zona de Federación y Chajarí también causó estragos en los sistemas productivos, especialmente en las estructuras hortícola y citrícola, que los funcionarios esperan sean cubiertas por la Comisión Administradora para el Fondo Especial de Salto Grande (Cafesg).
“Hubo pérdidas en invernaderos de distintos productos hortícolas, como también galpones de empaques de la citricultura. Aquí hubo daños menores porque se trata de una manga de mucho viento que impactó sobre construcciones y dejó muchas estructuras con problemas. La Gobernación ya tiene un informe donde dice que los daños fueron por 5.000 metros cuadrados de plásticos de los invernaderos para la horticultura, que tienen un costo aproximado a los 80 mil pesos, más unos 100 mil pesos de voladuras de galpones de chapa que perdieron piezas”, describe el director de Agricultura.
El funcionario explica que las pérdidas en quintas es más difícil cuantificarlas, y que por las inundaciones casi no hubo pérdidas en la producción citrícola y agrícola.
“Fueron varios puntos de la provincia donde hubo tormentas fuertes en los últimos 15 días, pero la peor fue la que nos entró en el corazón agrícola de Victoria, Gualeguay y Villaguay. En estos lugares el que sembró trigo no recupera nada, son grandes los daños. Afortunadamente el clima mejora, y por lo menos por diez días se desplazará el centro de baja presión y esto va a permitir avanzar sobre la cosecha”, reseña Arbitelli.
Aún hay 300 mil vacas en islas y campos inundables
En la dirección de ganadería de la Secretaría de la Producción están un poco más aliviados que en Agricultura, ya que –según dicen- la previsión de 90 días de la creciente de los ríos Paraná y Uruguay permitió coordinar con los productores y comenzar un proceso de desalojo del ganado de zona de islas y el traslado a tierra firme.
Sin embargo, el director de esta área, Edgardo Churruarín, quien explicó a pesar de los anuncios todavía hay productores que no creen que el río inundará todo y esperan a último momento. “No hubo pérdidas por inundación porque venimos avisando hace tres meses que se venía el agua. Hoy estamos en un cuello de botella en cuanto a la salida de barcos. Mucha gente especuló y los turnos se dan hoy por hoy con 15 días de antelación. A la balsa de Diamante la tuvimos paradas 15 días, y la sacamos de allí porque la iban a utilizar la emergencia de Santa Fe y ahora los productores la están volviendo a pedir. En Gualeguay pasa lo mismo, esperan a último momento”, precisa el funcionario.
Según sus palabras, en Entre Ríos, aún permanece gran porcentaje de la totalidad de la hacienda de islas en zonas vulnerables, lo que equivale a casi 300 mil cabezas de ganado que está en zona de riesgo.
“El viernes estuve recorriendo la zona y no hay animales en rutas. Hay que tener en cuenta que hay muchos lugares, sobre todo en el sur, que los campos son bajos y la estimación del Instituto del Agua es que quedarán sumergidos, lo mismo que gran parte de las islas de Las Lechiguanas, lo que es el Séptimo Distrito”, dice Churruarín.
A esto, como si fuera poco, hay que agregarle las 400.000 aves, entre gallinas ponedoras y pollos parrilleros, que murieron por el calor en las granjas de Entre Ríos durante los primeros días de noviembre. Según las estimaciones, las altas temperaturas que azotaron al segundo sector productivo de la provincia implicaron pérdidas en el sector avícola que se calculan en unos 10 millones de pesos.
|
|
|