El cambio climático podría comportar en los ríos catalanes pérdidas de caudal de hasta un 30% en 60 años. La reducción media podría concentrarse en verano, cuando las disminuciones alcanzarían el 40%. Así lo señalan los nuevos estudios sobre los impactos del calentamiento recogidos en el informe Aigua i canvi climàtic, encargado por el Departament de Medi Ambiente a 35 expertos de seis universidades.
Las pérdidas de caudal vinculadas al cambio climático podrían situarse en torno al 15% a mitad de siglo y alcanzar hasta el 30% de media entre el 2070 y el 2100. "La disminución de las aportaciones será más acusada en los ríos más típicamente mediterráneos, que no se nutren de las masas nevadas, mientras que será más leve en las cabeceras y en los Pirineos en general", señala Andreu Manzano, uno de los coordinadores de informe, junto al catedrático de ecología Narcís Prat. Según los modelos aplicados, a mitad de siglo, el Tordera podría perder hasta un 14%, mientras que a partir del 2070 el Muga o el Francolí verían recortados sus caudales hasta un 32% y un 24%, respectivamente. Y por el Cardener bajaría un 34% menos agua.
Sin embargo, a corto plazo, el estudio pronostica que la reducción será de un 5%, de media, en la fase de planificación hidrológica inmediata (2015-2027). Los cambios a corto plazo son relativamente pocos significativos y se confunden con la variabilidad natural de los ríos mediterráneos, según Gabriel Borràs, responsable de planificación de la Agència Catalana de l'Aigua (ACA). El estudio constata una drástica pérdida de los últimos glaciares del Pirineo (que pasan de 136 hectáreas en el año 1982 a sólo 64 en el 2007); prevé que la recarga de la aguas subterráneas se reducirá en torno al 20% para los últimos tres decenios del siglo; y sostiene que las restricciones de agua (que podrían darse si no se abordaran nuevas infraestructuras) comportarían una pérdida del hasta el 7,7% del PIB catalán (respecto los datos del 2001), cifra en cualquier caso superior a los daños económicos que ha supuesto la crisis económica, según destacó el conseller Francesc Baltasar.
A corto plazo (2025-2040) aumentará el riego de invasión de especies foráneas en ríos y deltas, en detrimento de las especies endémicas, y a final de siglo se agravará la salinización de las reservas subterráneas costeras al reducirse la recarga y subir el nivel del mar (de 20 a 60 cm).
Para hacer frente a estos cambios, el ACA prevé ganar 389 hm3 en las cuencas catalanas, e invertirá 9.405 millones en seis años. De esta suma, el 2,5% del presupuesto previsto estará destinado a mitigar el cambio climático mejorando la eficiencia energética y compensando los crecientes costes energéticos del ciclo del agua, sobre todo con un plan para fomentar las energías renovable.
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