En oficinas de la Dirección de Recursos Hídricos de la Provincia, se firmó un convenio con representantes de la comunidad de Juella para la implementación de defensas que evitaría la inundación -como la ocurrida la semana pasada- de sembradíos y casas de esta zona.
El grupo de vecinos que viajó hasta la repartición, hizo saber al sub director Victor Ríos Rico, lo acontecido con la creciente del río Juella el viernes pasado, que arrasó terrenos, arrastró animales, plantas frutales, de forraje y forestación, causando gran desazón en la población y que se suma a la helada de la primera semana de iembre que anuló por completo la producción de durazno.
El convenio establece la construcción de defensas ‘patas de gallo’ a la margen derecha del cauce en una longitud de 24 metros. La repartición oficial aportará materiales y asistencia técnica, mientras que el vecindario proveerá la de mano de obra.
Eduardo Ramirez y Roberto Cruz destacaron la predisposición de Ríos Rico y el compromiso de seguir trabajando en la zona para la seguridad y el resguardo de las personas y los bienes de la mencionada población. ‘Más adelante contaremos con la maquinaria necesaria para seguir con los trabajos de defensas tanto en Juella como en Churcal el funcionario se comprometió a enviar técnicos para realizar estudios factibilidad y construir defensas de hormigón armado en un futuro no muy lejano. Todo dependerá de la voluntad y el presupuesto que asignen nuestros gobernantes para el bien de la población’, expresó Cruz.
ARRASO UNA FINCA
En la tarde noche del viernes pasado, cuando indicios de la naturaleza hacían prever lluvias y la bajada de alguna creciente, sorprendió el ímpetu y la rápida erosión de las aguas del río Juella que a su paso por el paraje Potrerillos causó desmán en propiedades de los habitantes del lugar, principalmente en la del agricultor minifundista Santos Bernabé Quispe.
El sábado, el hombre recorrió los 20 kilómetros hasta la Comisaría 14a. de esta ciudad, donde expuso que ‘el desastre fue total, la correntada se llevó una hectárea y media de terreno cultivable donde tenía un alfalfar, arrastró dos yeguas que finalmente murieron, pudimos rescatar un caballo que quedó muy golpeado, se llevó una rastra mediana, 30 plantas de manzana, 40 de durazno, una plantación de maíz de 10 x 20 metros aproximadamente, una parcela de 30 x 40 metros sembrada con habas, una fracción de 10 x 20 metros de pastura, 400 plantas de sauces, álamos, ligustrines y otras especies;palos, tirantes y un bordeo de 50 metros recientemente realizado por Recursos Hídricos, con fondos aportados por la Subsecretaría de Desarrollo para la Agricultura Familiar, gestionados por la Red Puna’.
En la zona, diez familias resultaron afectadas por la creciente del río Juella; n la mayoría de los casos, el cauce turbulento anegó los terrenos y afectó las plantaciones incipientes con agua turbia con greda y arcilla y una carga de áridos que demandará mucho esfuerzo recuperar los rastrojos’.
La época estival ya se precipitó en toda la Quebrada y Puna jujeñas. Con mucha antelación los municipios de la región y organizaciones sociales aborígenes alertaron sobre los desastres que causarían las crecientes y otros fenómenos climatológicos (granizos y heladas), ‘era de esperar que a mediados de año se atendiera con defensas y forestación como barrera natural contra los ríos’, dijo un comunero de la localidad de San Roque - El Morado. ‘La respuesta del Gobierno provincial y municipal fue lenta y por ahí, hasta nula. En el caso de las heladas tardías a partir del 9 de setbre, que anuló completamente la producción de durazno en Juella, Huacalera, Uquía, San Roque, Calete y Ocumazo, hasta ahora no recibimos la ayuda económica prometida por la Secretaría de Desarrollo Productivo. Nuestros ingresos serán exiguos en la próxima cosecha y si las crecientes se llevan nuestras casas, sembradíos y animales ¿qué nos queda para sobrevivir en nuestros lugares de residencia?’, se preguntó Quispe.
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