Más de 400 técnicos y funcionarios nacionales y provinciales se reunieron la semana pasada en Paraná para compartir experiencias y analizar el futuro de una herramienta productiva que cada vez es más estratégica: la infraestructura para riego. Fue en el marco del V Encuentro del Programa de Servicios Agrícolas Provinciales (Prosap).
En Paraná se contaron dos ejemplos, muy distintos en escala y en la forma de organización social y económica, que demuestran que el uso eficiente del agua hace la diferencia.
El primero lo destacó el Ing. Agr. Julio Santillán, asesor del Prosap, quien resumió la historia de la Cooperativa "6 de agosto" (Lules, Tucumán). Es un grupo de trabajadores bolivianos que trabajaban aislados plantando frutillas en menos de dos hectáreas cada uno, para luego venderlas al costado de la ruta.
Con fondos del Prosap, y también con el asesoramiento de los especialistas de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres, los productores se asociaron para gestionar un sistema de riego gravitacional presurizado, comprar maquinaria agrícola y capacitarse en la aplicación de buenas prácticas agrícolas y manejo integrado de plagas y enfermedades.
Ahora, la cooperativa arrienda casi 50 hectáreas y cuenta con instalaciones para acondicionar y empacar las frutillas. La gran meta es comenzar a exportar.
Esta experiencia fue reconocida con el premio al emprendedor agropecuario 2007 (Banco Francés) y con el premio Dow AgroSciences al desarrollo de personas.
El riego tuvo el mismo poder de transformación en San Patricio del Chañar, 60 kilómetros al noroeste de Neuquén. A todo el mundo le suenan las marcas de los vinos patagónicos, como Postales del Fin del Mundo, Ventus o Newen. Pero no todos saben que estos productos se elaboran en un lugar que era un desierto árido y ventoso hace sólo 14 años. "Era tierra marginal, en la que no se podía regar gravitacionalmente", recordó Julio Viola, presidente de Bodegas del Fin del Mundo.
Con créditos del gobierno de Neuquén, en 1996 la empresa de Viola construyó un canal para tomar agua del río Neuquén, hizo acueductos troncales de 40 kilómetros e instaló 9.000 km de mangueras para hacer riego por goteo. También tuvieron que extender el tendido eléctrico.
Esta infraestructura fue la base para instalar un polo vitivinícola de 2.000 hectáreas que produce vinos de alta gama y genera 800 empleos rurales (y cerca de 300 en las bodegas). Además hay 500 hectáreas que se destina a la fruticultura, el producto "estrella" son las cerezas.
Más allá de estas experiencias, en el V Encuentro del Prosap también se debatió la importancia del riego en cultivos extensivos.
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