Tendrán que jugarse al ritual de la danza de la lluvia aquellos que quieran que el agua llegue en abundancia desde los cielos, porque aunque la perspectiva para esta semana es que precipite todos los días, no se espera una gran tormenta de esas que dan qué hablar por varias jornadas.
El pronóstico se empezó a cumplir anoche cuando la lluvia finalmente arribó con buena presencia pero sin pasarse de la raya.
Mientras en algunos puntos rurales y alejados de la provincia aguardan con ansias la lluvia bendita que les devuelva el agua a sus animales, los citadinos no ven la hora de que unos buenos chaparrones higienien el aire y corten de una vez por todas las alergias y otras pestes primaverales que atormentan las vías respiratorias.
Sin embargo, aun con la lluvia de anoche, los especialistas en el comportamiento de los fenómenos atmosféricos eran escépticos en que esas gordas y oscuras nubes que han estado cubriendo con tono amenazante los cielos locales descarguen lo peor de ellas.
Ayer lo confirmaban desde el Servicio Meteorológico Nacional y también la opinión siempre autorizada de Luis Nilo González.
Entre hoy y el viernes volverá a llover pero la intensidad está por ahora puesta en duda y quizá sean apenas unas lluvias pasajeras.
Tan sobria fue la precipitación del fin de semana que Malargüe, con tres milímetros, se alzó con los niveles más altos de acumulación, mientras que el Este y el Gran Mendoza ni siquiera llegaron a un milímetro según información oficial del propio Servicio Meteorológico.
Luis Nilo González no dudó en coincidir con el sentir general de la población: “Hace falta una buena lluvia porque el agua lava la atmósfera y el viento es el que la barre y la limpia. En este momento no tenemos ni una cosa ni la otra. Y aunque las reservas de agua para el riego están aseguradas en el 90%, hay zonas de la provincia, como las ganaderas de Lavalle y Alvear, que dependen exclusivamente de las lluvias”.
El pronosticador de turno del Servicio Meteorológico anticipó que “en el transcurso de esta semana se esperan condiciones inestables con cielo parcialmente nublado a nublado y probabilidad de tormentas aisladas”.
Sin embargo fue muy prudente en cuanto a la expectativa de que una tormenta de importancia llegue en estos días.
Y aunque aclaró que “eso sólo se puede saber cada mañana cuando se mide el corte vertical de la atmósfera”, precisó también que “recién ayer (por el sábado) empezó a notarse un poco más de vapor de agua disponible en la atmósfera para que se condense y provoque una precipitación”.
Al respecto destacó que “antes del fin de semana ha sabido estar inestable pero seco, los niveles de vapor de agua no eran tan importantes y recién están empezando a crecer ahora”.
Luis Nilo González también anticipó una semana con una inestabilidad a medio camino y aunque adelantó que va a llover recalcó que “no hay que esperar una tormenta con grandes caudales de agua. El tiempo va a seguir así, parcialmente nublado con alguna lluvia o llovizna intermitente”.
El atraso del deshielo no es crítico
Que llueva más o menos no hace mella en la cantidad de agua disponible y necesaria para consumo humano o para regar los campos. Y aún una gran lluvia sobre los cultivos les aporta muy poco en términos prácticos. En Mendoza se vive del deshielo y es ahí donde está centrada la preocupación, porque el escurrimiento de agua de la alta montaña viene atrasado.
Así lo confirmó el director del Instituto Nacional del Agua, Armando Llop, quien en diálogo con recalcó que ésa es una situación del momento y que reservas de agua sobran.
“El agua acumulada (en alta montaña) está de lo que esperamos en un año normal para arriba, por lo que agua sobra. Los fríos han durado mucho tiempo en la cordillera por lo que la curva de derretimiento se ha atrasado. Pero no es más que ese problema. El calor va a venir en la alta montaña y y el deshielo arrancará finalmente”, recalcó Llop.
El especialista dejó en claro además que “la situación no es crítica. Además de los glaciares está el dique Potrerillos; por otra parte, el 60porciento de la cuenca cultivada de Mendoza está complementada con agua subterránea que se extrae con bombas”.
Llop puntualizó que “las lluvias en el llano no ayudan mucho para el riego porque se escurren rápidamente. El problema de la falta de lluvia es para los ganaderos, que dependen sí o sí de ella”, concluyó.
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