Si bien la cantidad de agua que cayó el lunes pasado no puede compararse con la que se acumula cuando se produce una tormenta estival, el canal Chacras de Coria se rebalsó en la calle Viamonte al 4.000 y el líquido cubrió la calle, las veredas y hasta entró en algunas casas.
Esto ya es algo conocido por los vecinos de la zona, que esperan desde hace años una solución porque cada precipitación les acarrea diversos problemas. En este sector, en febrero de 2005, falleció Juan Gabrielli, quien no vio la acequia y fue llevado por el caudal.
"Ya estoy nerviosa porque para mañana (por hoy) parece que hay alerta roja por la lluvias", manifestó Griselda Agustín de Marincovich. La mujer comentó que ha llegado a tener medio metro de agua dentro de su vivienda ubicada en el costado este de calle Viamonte.
Al igual que otros vecinos, ha instalado unos ejes metálicos para poder colocar tabiques de madera que impidan el ingreso del líquido al jardín frontal, pero cuando está sola debe pedir ayuda a algún conocido porque las tablas son pesadas.
Griselda señaló que ha vivido toda su vida en ese lugar y que siempre se han producido desbordes, que afectan unos 2 kilómetros de calle Viamonte. Es más, planteó que ahora la comuna está reclamando que cada frentista repare su vereda pero no se refuerza el sistema aluvional. Para agravar la situación, en su costado de la calzada no hay acequia que pueda conducir el agua.
Rosa Paz, comerciante de la zona de la "piedra de colores", comentó que lo primero que pensó el lunes fue en la tragedia del 14 de febrero de 2005 y se preguntó si habrá que esperar otro hecho similar para que se busque una alternativa. Es que el cauce Chacras de Coria tiene unos 3,5 metros de ancho y uno de profundidad, pero el sifón por debajo de calle Viamonte (que lo conecta al otro lado de la calzada) es mucho más estrecho. A esto se suma que las ramas y basura lo bloquean en poco tiempo.
María Rosa Agustín, otra vecina, contó que cuando llueve se tienen que quedar en la casa o, si han salido, esperar a que amaine para volver. Antes de emprender el regreso, suelen llamar a la gente del lugar para verificar que el agua, que suele cubrir de lado a lado la calle y las veredas, haya bajado. De hecho, el lunes su hija no pudo ir a buscar a su nieta a la escuela y tuvo que pedir a otra mamá que lo hiciera y esperar hasta las 12 de la noche para retirarla.
María Rosa contó también que los autos suelen quedarse porque les entra agua al distribuidor y que han tenido que socorrer a los ocupantes de los vehículos con baldes para que sacaran el líquido que había entrado o hasta calentar mamaderas para los pequeños a bordo.
Desde la comuna de Luján indicaron que se trata de un cauce de riego, por lo que el municipio no puede intervenir. En tanto, Sergio Di Nasso, subdelegado de Aguas del Río Mendoza, reconoció que el sifón es muy estrecho para el ancho del canal, pero comentó que no tienen previsto una obra en la zona ya que ellos mismos tienen inconvenientes cuando llueve y se financian con el aporte de los regantes.
Di Nasso planteó que la hijuela Chacras de Coria sólo debería funcionar como canal de riego, pero que su caudal se incrementa hasta un 500% con las lluvias porque también debe hacer las veces de desagüe aluvional, para lo que no está preparado el cauce.
Por eso, consideró que deberían trabajar en conjunto Irrigación, Hidráulica y el municipio para buscar una solución en este sitio, pero que lo fundamental es la planificación para evitar trasladar el problema aguas abajo.
Ya hubo una víctima
El 14 de febrero de 2005 una aluvión afectó los distritos de Perdriel y Chacras de Coria y provocó anegamientos y daños diversos en cultivos y viviendas. Ese día, Juan Gualberto Gabrielli circulaba por calle Viamonte hacia el norte y su auto se detuvo por la cantidad de agua acumulada. Entonces, descendió del vehículo para buscar un teléfono y avisar a su familia que iba a llegar más tarde.
Sin embargo, cuando regresaba, y como el líquido cubría todo de vereda a vereda, no vio el canal que se encontraba al costado de la calzada y cayó. Aunque unos obreros intentaron rescatarlo, la corriente lo arrastró y su cuerpo fue encontrado después por los bomberos.
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