Para el Sindicato del Personal de Obras Sanitarias de Entre Ríos (Sposer), los medidores domiciliarios constituyen la fórmula más sólida y efectiva para evitar el derroche de agua potable, como lo demuestran las múltiples experiencias en el país y el mundo.
Se trata, como acontece con otros servicios, en pagar por el consumo real. “Las multas o sanciones van sobre los efectos y no inciden sobre el problema”, remarcó el secretario general, Rubén Palacio, quien advirtió a modo de ejemplo que el caso de las piletas o piletines de lona, puede no detectarse su uso en la vía pública, pero constituyen un abuso de consumo muchas veces superior a lavar una vereda una vez a la semana o el auto.
Si bien varía, la capacidad de esos piletines oscila entre 3.000 y 6.000 litros, que suele renovarse día por medio. “En las piletas o clubes de Paraná, además de tener medidores, el agua dura mucho más, por el cuidado que se le dispensa”, explicó Palacio. “Pero en el interior de domicilios particulares, suele ser incontrolable”, acotó.
Por ello, el gremio insiste con “el cobro del uso real”. Así como en el invierno se potencia el consumo de gas o en verano la energía eléctrica, en ambos casos, el consumo de cada hogar es “consciente”, ya que representará a fin de mes una mayor erogación.
Los controles para verificar el lavado de vereda en los horarios y días previstos, así como la prohibición del uso de la manguera para lavar automóviles “son paliativos, pero no hay nada mejor que el medidor, que implica un inspector en cada hogar, las 24 horas del día, los 365 días al año”, sostuvo el dirigente sanitario.
En ese marco, para Sposer restringir el flujo de agua a quienes la derrochan “es ir sobre los efectos, detrás del problema, con un poco claro o incierto mejoramiento de la situación futura. Es preferible colocarle un medidor domiciliario a quien reiteradamente derrocha el agua, ya que reducir el ingreso no implica que se evite seguir con el derroche”.
En la actualidad, la capital provincial cuenta con dos plantas potabilizadoras y cuatro centros de distribución: prácticamente toda la ciudad posee agua dulce. “Tenemos que trabajar con seriedad en la solución de los problemas”, subrayó Palacio, al tiempo que citó que desde hace un tiempo el sindicato elevó al intendente, José Carlos Halle, un plan para la instalación progresiva de estos equipos.
“En el país y el mundo, la colocación de medidores es el método más adecuado y justo para generar una real conciencia sobre el uso racional del agua potable. En municipios cercanos como Colonia Avellaneda, San Benito y Oro Verde son un claro ejemplo de ello, y a pocos kilómetros, en Santa Fe, un plan de largo alcance implicó en 2009 la ubicación de 5.000 medidores domiciliarios”, destacó Palacio.
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