La película 2012 y el fin del mundo, que trata sobre el final del calendario Maya y de numerosos desastres naturales, es tema de debate para los especialistas. Una investigadora del Conicet explica algunos fenómenos para llevar tranquilidad a la población
Hay películas que, según la temática que abordan, suelen dejar mucha tela que cortar. 2012 y el fin del mundo es una de ellas y, por estos días, es tema de debate no sólo de los espectadores en general sino también de científicos del exterior y de nuestro país. Concretamente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).
El filme, dirigido por Ronald Emmerich, trata sobre el fin del mundo y de la lucha de aquellos que consiguieron sobrevivir. 2012 supone el final del calendario Maya y, con él, un gran número de personas deben enfrentarse a diferentes desastres naturales como erupciones volcánicas o tifones. Aborda la creencia de que el 21 de diciembre de ese año los seres humanos entrarán en una nueva civilización y que habrá un grupo de investigadores intentando evitar la extinción de la raza humana.
Atenta a que nos acercamos al 2010 y, para dar tranquilidad a la población, la doctora Beatriz García, investigadora del Conicet-UTN Regional Mendoza, docente de la UNCuyo y miembro de la Colaboración en el Observatorio Pierre Auger Sur, adelanta que “los mayas nunca predijeron el fin del mundo y lo que dicen ser profecías mayas no son tales”.
Según explica, “parte de estas historias tienen su origen en un texto de Frank Waters, un escritor especulativo, que en 1975 publicó un libro llamado Misticismo mexicano, donde hace referencia a las estelas mayas y les da entidad de profecías a las inscripciones, adoptando una interpretación personal y errónea de los ideogramas”.
Fenómenos astronómicos
García señala que, parte de las propuestas especulativas y catastróficas para 2012 están relacionadas con fenómenos netamente astronómicos, vinculados con la Tierra como planeta en el Sistema Solar y el Sistema Solar en la Galaxia. Pero esos fenómenos existen desde hace miles de millones de años, no son temas complejos, son predecibles y los astrónomos saben de qué se tratan. La especialista del Conicet se refiere a ellos uno por uno (ver aparte). Sin embargo, dice que hay un acontecimiento astronómico real que se espera en 2012 y es realmente significativo: el tránsito de Venus. El planeta pasa por delante del disco solar, lo que sucede dos veces cada siglo. Ya ocurrió en 2004 y tendrá lugar otra vez en junio de 2012.
A lo largo de la historia de la Astronomía, el transito de Venus fue seguido por los científicos de diversas maneras y sirvió para determinar, en el siglo XIX cuando la fotografía permitió registrar el fenómeno con precisión, la distancia Tierra-Sol y establecer la escala del Sistema Solar.
“En definitiva, en el año 2012 no se va producir ninguna catástrofe en el mundo al estilo
de las películas de Hollywood”, concluye la experta del Conicet.
De profecías y otras yerbas
Acerca de los fenómenos astronómicos sobre los que se especula para 2012, la investigadora del Conicet, Beatriz García, brindó algunas explicaciones:
l El 21 de diciembre se completaría el ciclo de 26.000 años que invierte el eje de la Tierra en dar una vuelta completa en torno de una posición central: la precesión es un fenómeno real, es el tercer movimiento en orden de importancia de la Tierra (que tiene más de 10), tras el de rotación y translación. Está vinculado con el hecho de que la Tierra posee un abultamiento ecuatorial, rota, y su eje de rotación está inclinado respecto del plano de la órbita que describe en torno del Sol. La combinación de estos factores hace que la Tierra se comporte de manera parecida a la de un trompo. El eje de rotación describe un círculo en torno de la posición central en miles de años. Este movimiento es real, se denomina precesión, pero completar un ciclo no implica un día determinado.
l Otro argumento que se esgrime es el de la alineación entre el ecuador terrestre, el Sol y el ecuador galáctico: No habrá tal fenómeno. De hecho lo más cerca que se estuvo de esa situación ocurrió en 1998.
l Según las falsas profecías, el 21 de diciembre de 2012, la Tierra atravesará el plano de la Galaxia: está lejos de ser cierto. En la actualidad la Tierra está a 27 años luz del plano y debemos esperar 27 millones años para que pase de un lado al otro de dicho plano.
l Un planeta oculto, con una órbita de 3.600 años está listo para entrar al SS interior, encontrarse con la Tierra y destruirla. Ese planeta se llamaría Nibiru y en los últimos tiempos se lo asoció con Eris o el planeta X: No hay tal planeta desconocido, Eris es un planeta enano, más pequeño que la Luna, descubierto en 2005. Está más lejos que Plutón y nunca ingresará al sistema solar interior. Su máxima aproximación ocurrirá en el 2255 y aun así estaría a más de 2.000 millones de kilómetros de distancia.
l El manto de la Tierra derivará en pocos días, inclusive pocas horas, destruyendo la Tierra. Los polos cambiaran de posición y los terremotos y tsunamis terminaran con el planeta: esto, obviamente, es imposible. Es real que el polo se mueve, pero muy lentamente, alrededor de un grado cada millón de años. También hay evidencia de la deriva del polo, unos 50 metros por año, pero esto no implica destrucción alguna del planeta y, además, es un fenómeno conocido, mensurable y estudiado por los científicos.
l Una tormenta solar masiva invertirá los polos magnéticos: existen evidencias de la reversión de los polos magnéticos, probablemente unos 780.000 años atrás esto haya sucedido, pero la reversión es lenta y probablemente se inviertan unos 5.000 años en completarla. El fenómeno no tiene que ver con causas externas. Es inherente a la Tierra.
l Una tormenta solar sin precedentes acabará con la vida en la Tierra: los picos de actividad solar ocurren cada 11 años. Como el Sol está entrando en uno de esos períodos, se espera un máximo solar entre 2010 y 2012. Si bien la actividad solar, que implica un exceso de partículas que llegan desde el Sol en el denominado viento solar, puede, además de intensificar las auroras boreales y australes, alterar las comunicaciones y generar un exceso en radiación X las centrales eléctricas.
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