El pronóstico al fin se cumplió. No el que anunciaba lluvias abundantes, sino el que autoridades de la empresa ABSA le confiaron un mes atrás a un grupo de vecinos preocupados por la emergencia hídrica anunciada. "Con tres días de calor seguidos empieza el reparto de agua a los domicilios", les habían advertido.
Desde el martes, en cuatro puntos de la ciudad camiones cisterna reparten agua a los vecinos que, después de un puñado de días con máximas por encima de los 30°, ya sufren la baja de presión. Los vehículos de reparto están ubicados en el macrocentro y en los barrios Universitario y Napostá, la zona de mayor crecimiento edilicio en los últimos años por su cercanía con las dos universidades. Allí, el año pasado y durante tres meses, se debieron frenar las nuevas construcciones por la saturación de los servicios de agua y cloacas.
"Vivo en un sexto piso y a media mañana ya sale un hilito de las canillas" comentó Daniel, un jubilado que debe esperar a la noche para bañarse. Hasta el momento, la demanda en los puestos de reparto es baja. Donde la gente concurre con más regularidad y en cantidad es a los tres surgentes habilitados en distintos puntos de la ciudad.
El nivel del dique Paso Piedras, que alimenta a 400.000 personas de Bahía Blanca y Punta Alta, sigue cayendo. Ayer llegó a 153,87 metros, más de medio metro por debajo del mínimo histórico.
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