En el barrio La Aceitera de la localidad platense de Arana, el agua está contaminada. Así lo determinó un estudio realizado por el Taller de Aguas de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). El informe -sobre el que Hoy publicó un adelanto- arrojó que el líquido que consumen varios vecinos presenta contaminación microbiana y un alto contenido de nitratos y nitritos.
La directora del taller, Leda Giannuzzi, alertó sobre las consecuencias que la ingesta tiene en la salud y dijo lo siguiente: “Por un lado están las diarreas y las gastroenteritis que obedecen a la contaminación microbiana; y por otro lado, la metahemoglobinemia, que es la asfixia en sangre, conocida como el síndrome del bebé (o niño) azul”.
En ese sentido, alertó que en el barrio “hay casos de bebés azules, debido a que son los más susceptibles de sufrir la contaminación”, aunque “también las embarazadas están en riesgo”.
Cualquiera se preguntaría por qué las familias consumen ese líquido que se extrae de pozos. La respuesta es tan sencilla como dolorosa: porque no todos tienen dinero para comprar botellas de agua mineral, o automóvil para dirigirse a otros barrios en busca del vital elemento.
Es por todo esto que reclaman la conexión a la red de agua corriente, pero la Municipalidad de La Plata les sigue dando la espalda.
Azules
Giannuzzi explicó que “todas estas afecciones se agravan con el calor”. El síndrome del bebé azul se debe a la contaminación de la sangre con nitratos y nitritos, que transforman la hemoglobina, una proteína que está en la sangre y se encarga e llevar oxígeno a los pulmones. Dos de los síntomas de esa ausencia de oxígeno son la coloración azulada en la piel y las dificultades para respirar.
Consultada por Hoy, la subjefa del servicio de Toxicología del Hospital de Niños Sor María Ludovica, Adriana Aguirre Celiz, dijo que el síndrome está relacionado con las condiciones ambientales en las que vive el niño. “A partir del uso de todo compuesto que tenga altas concentraciones de nitrógeno, como son los fertilizantes, se produce la contaminación de la tierra, que llega a las napas y así se contamina el agua”, precisó.
Indicó que la población más vulnerable a esta afección son los lactantes de 0 a 6 meses. “Los bebés son quienes están más expuestos porque su metabolismo es inmaduro para soportar altas concentraciones de nitrógeno”, dijo, y añadió que esa exposición al peligro se debe a que “su dieta está basada en agua y leche, sobre todo en el caso de los lactantes que toman biberones preparados con agua contaminada”.
Explicó que la presencia de nitratos y nitritos en la sangre “produce una falta de oxígeno en los tejidos debido a que la hemoglobina no puede transportarlo. Los nitratos hacen un cambio químico en el hierro, que deja de estar en estado ferroso y pasa a estar en estado férrico”.
“Entonces se produce lo que se llama una metahemoglobinemia. El hierro de la hemoglobina se transforma en hierro férrico, y ello genera falta de oxígeno, una asfixia, denominada anoxia, que se evidencia cuando los bebés están azules”, sostuvo.
De acuerdo a la experta, la falta de oxígeno siempre es grave, aunque precisó que las consecuencias y secuelas en la salud dependerán del tiempo y la dosis a la que el organismo estuvo expuesto. “Por ejemplo, cuando el oxígeno no llega al cerebro, la neurona muere. También hay probabilidades de sufrir una complicación cardíaca. Pero todo depende de las cantidades y del tiempo que se haya consumido altas dosis de nitrógeno”.
La prevención
Los grupos vulnerables son los lactantes y niños, pero también los adultos. Dentro de este grupo los más afectados son quienes tienen una hemoglobina anómala, los que sufren carencias enzimáticas -como son las embarazadas- y las personas con poca acidez gástrica.
Para los especialistas, la mejor forma de prevenir esta afección es beber “agua segura”, debido a que los nitratos no desaparecen hirviendo el agua. “Al contrario, si se hierve el agua sólo desaparecerán las bacterias, pero los nitratos se concentrarán aun más”, indicó Aguirre, y añadió que “si se sospecha de la calidad del agua, lo mejor es beber agua mineral, sobre todo si se trata de bebés”.
Lamentablemente, la única forma de saber si el agua que bebemos está contaminada es analizándola, como hicieron los vecinos de La Aceitera.
Peligro en una escuela y un comedor
Un grupo de vecinos del barrio La Aceitera, preocupados por la calidad del agua, convocó a la UNLP para que analice el agua que estaban tomando. Fue así como el 7 de diciembre el Taller de Aguas tomó cinco muestras de aguas de pozo del barrio, que fueron sometidas a análisis físicoquímico y microbiológico.
Los resultados arrojaron que sólo una muestra fue potable y correspondió al centro de salud n° 24; mientras que el resto de las muestras resultó no potable. En cuatro muestras se detectó contaminación de tipo microbiológica; y en tres, se registraron niveles elevados de nitratos y nitritos.
Cabe destacar que las muestras fueron tomadas en lugares donde concurren gran cantidad de personas y niños como el comedor La Falcone, la escuela n° 46 (tanque y pozo directo), en donde determinaron que el agua era no potable.
En ese sentido, Leda Giannuzzi alertó que esa contaminación representa un riesgo para la salud. “En el barrio hubo mucha gente que sufrió diarrea y hepatitis, y niños con problemas respiratorios”.
Este viernes los vecinos se reunirán a las 18, en un encuentro al que invitarán a funcionarios de la Municipalidad de La Plata, para exigirles la extensión de la red del servicio de agua corriente. Por otro lado, desde el taller se sostuvo que acompañará a los vecinos en las medidas a realizar durante 2010.
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