El Dr. Vicente Barros, doctor en Meteorología, investigador superior del Conicet y profesor emérito de UBA, cumple sus tareas en el Centro de Investigación del Mar y de la Atmósfera -Cima-, que funciona en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional de Buenos Aires.
Allí se dedica a estudiar la variabilidad del clima en la región sur de Sudamérica y cómo afecta a la hidrología. “Hemos trabajado bastante en la modelación de los caudales de los grandes ríos, en discriminar cuáles son las causas de los períodos de lluvias y de inundaciones como los actuales”, dijo.
Barros estuvo en Santa Fe para dar una conferencia sobre “Preocupaciones y perspectivas frente al cambio climático”, organizada por la Universidad Nacional del Litoral y el Centro de Protección a la Naturaleza.
Según el experto, “ahora tenemos una idea más clara de por qué el clima ha tenido determinado tipo de variabilidad desde hace 20 ó 30 años; hemos avanzado muchísimo, sabemos a qué se debe y qué podemos esperar en el futuro”.
Al respecto, precisó que se logró determinar que “las inundaciones de los grandes ríos, Paraná y Uruguay, se deben al fenómeno de El Niño bajo ciertas condiciones, cuando El Niño empieza y al año siguiente sigue en el otoño, es que se dan las grandes crecidas. Eso tiene a su vez relación con cómo el mar está evolucionando con la temperatura”.
Barros diferenció lo que es la corriente de El Niño, que se produce en el océano Pacífico, a la altura de Perú y Ecuador, cerca de la Navidad cada año, del fenómeno de El Niño, que refiere a la interacción entre el océano y la atmósfera y que abarca a todo el Pacífico.
“Hicimos un estudio del impacto de El Niño y La Niña en la región, en qué áreas, en qué meses, cosa que no se sabía, y por primera vez, lo asociamos con la circulación de la atmósfera en capas altas y explicamos por qué se producían las precipitaciones”, señaló.
Otro fenómeno estudiado por Barros y su equipo es la llamada Zona de Convergencia del Atlántico Sur, que ocurre a la altura de San Pablo y Río de Janeiro, en Brasil, que produce gran nubosidad y lluvias en el verano, y que manifiesta una bifurcación: “Hay un período de 10 ó 20 días en que es intensa y hay un período en que es débil; cuando eso es intenso allá, acá no llueve, y viceversa. Cuando ese fenómeno es intenso, llueve en el oeste argentino y en la zona de Bahía Blanca, y cuando no es intenso, llueve sobre el Litoral”.
Sin vuelta atrás
Lo que se observa en toda la región, advirtió, es que “hay más frecuencia de grandes precipitaciones, es lo que está pasando en todo el mundo, suponemos que tiene que ver con el cambio climático pero todavía no hay pruebas sobre eso, aunque es casi evidente. Qué se puede esperar: que eso va a seguir, que eso no va a volver atrás. Estas tormentas que traen enormes precipitaciones van a seguir, más vale que ya deberíamos adaptarnos a eso, porque no estamos adaptados, si hay gente que sufre quiere decir que no se ha hecho lo suficiente. Después de las inundaciones del ‘83 y del ‘92 se tomó mucha conciencia sobre el fenómeno relacionado con El Niño y entonces hubo créditos internacionales para obras, que se hicieron, en casi todas la provincias, y que ayudaron; también de esa época data la creación del sistema de alerta temprano del río Paraná, pero todavía falta mucho. Habría que cubrir todo el país con radares meteorológicos y sobre todo falta instrumentar las cuencas”.
Barros indicó además que “en las áreas en que sabemos que puede haber contingencias, la gente tiene que estar informada sobre cómo actuar, cómo protegerse, qué tienen que hacer, y también tiene que haber información para que la gente tome medidas de largo plazo. Eso es una asignatura pendiente, porque si no fuera así, no habría refugiados. Y después está el tema de la infraestructura, una infraestructura que fue hecha para un clima que no es el actual y nadie la revisó, o si se revisó no se corrigió. Ante cosas muy graves hay reacciones, pero hay cosas que pasan y no hay respuesta, como el caso de Tartagal (Salta)”.
El investigador advirtió que el senador Carlos Reutemann, hace un año, presentó un proyecto de manejo de desastres, “y fue bochado porque el Poder Ejecutivo dio la orden de que no se vote y perdió estado parlamentario, es un proyecto bastante bueno que preveía un fondo específico para desastres”.
El mundo que viene
Con respecto al cambio climático, Barros dijo que en la Argentina se han hecho investigaciones para saber cuál es el estado de situación y que a esas investigaciones las financió en mayor medida el Estado. En ese sentido, manifestó que nuestro país no ha tenido obligaciones en materia de mitigación y lo único que hizo fue contribuir con los mecanismos de desarrollo limpio. Pero, remarcó, “el problema es lo que viene, el problema es que la Argentina es un país que emite 7 toneladas de CO2 por habitante por año y va en aumento, cuando el promedio de los países en vías de desarrollo es 4. Argentina está en lo que es más o menos el promedio mundial, entonces es un país que va a tener que tomar obligaciones en algún momento porque a nivel mundial hoy los países en vías de desarrollo emiten tanto como los países desarrollados. Eso se esperaba que ocurriera en el año 2025, pero ha habido un crecimiento acelerado del mundo en desarrollo. Entonces, el problema no se puede resolver sólo con las limitaciones a los países ricos, tiene que haber alguna contribución de los otros. Los ricos van a llevar el mayor peso, porque tienen más responsabilidad histórica, tienen más medios, pero están exigiendo que los países en vías de desarrollo se sumen, porque si no, no hay solución, y además no van a aceptar una competencia desleal, porque si ellos toman medidas y los otros no, las industrias se van a trasladar adonde tengan menos exigencias”.
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