Hace 50 años, en diciembre de 1959, comenzaron en la ciudad los cortes "totales y alternados" del servicio de agua potable, en procura de obtener "una mejor distribución de presiones".
No eran buenos tiempos, los de mitad del siglo último, en lo referido al consumo de agua, cuando las fuentes que tenía Bahía Blanca eran cada vez más limitadas en su producción para dar respuesta a los 150 mil habitantes en la época estival. No estaba todavía construida la toma sobre el Sauce Grande a la altura de Saldungaray (se habilitaría en 1961), con lo cual el Napostá y los pozos surgentes eran los recursos que intentaban vanamente, en pleno verano, atender el consumo de la población, servida entonces por 230 litros por día y habitante, casi la mitad de lo considerado razonable.
Los cortes de 1959 se ponían en práctica "en forma de ensayo" y en procura de una mejor distribución de presiones en toda la zona servida. Por eso, la seccional local de Aguas Corrientes interrumpía el suministro en Palihue, barrio Obrero, Villa Loreto, Villa Mitre, Villa Amaducci y General Daniel Cerri, entre las 7 y las 16. Por otra parte, el área comprendida entre las calles San Lorenzo, Punta Alta, Láinez y Catón (hoy, Agustín de Arrieta), entre las 8 y las 18, vería reducida la presión del suministro.
Paralelamente, se anunciaban también cortes parciales en Punta Alta, ente las 12 y las 20.
Instrumentados los cortes, las primeras quejas vinieron del Palihue, cuyos habitantes no sólo carecieron de agua de 7 a 16, sino que el servicio no se recuperaba hasta pasadas las 23.
Cortes y restricciones de agua. Problemas de ayer; problemas de hoy.
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