La comisión que analiza las ofertas para construir, operar y mantener la presa Chihuido I colocaron a uno de los cuatro grupos económicos que presentaron ofertas a un paso de quedarse con la concesión. Se confirmó, como adelantó "Río Negro" en octubre de este año, que la obra propiamente dicha no comenzará antes de enero de 2011, aunque desde mediados del año que viene pueden encararse las tareas anexas, que no son pocas.
En una rueda de prensa, el titular de la unidad ejecutora de Chihuido, Elías Sapag (hijo), y el secretario de Recursos Naturales de la provincia, Guillermo Coco, mostraron las actas de la comisión evaluadora que Neuquén conformó con el gobierno nacional y explicaron el mecanismo de ponderación de las ofertas que llevó a colocar a un consorcio a las puertas de la preadjudicación.
El grupo en cuestión es el que está integrado por empresa cordobesa Electroingeniería (de buena llegada con el kirchnerismo), la brasileña OAS, y las también argentinas CPC, Hidrocuyo y Nobella Carranza.
En el segundo lugar de la ponderación quedó el consorcio integrado por las empresas argentinas Benito Roggio, Corsan Corviam, Esuco, Supercemento y Sadesa. El grupo Pescarmona quedó tercero y cuarto, la sociedad entre Cartellone y Odebrecht.
No hay otra forma de comenzar a construir una presa que por su fundación en la roca. Y para encarar este trabajo es preciso secar el cauce del río desviándolo. Esa tarea sólo se puede realizar cuando hay certezas de caudales bajos, en verano, en el período del estiaje, que comienza el primero de enero.
Sapag y Coco reconocieron que el inicio de la presa se pospone hasta enero de 2011, pero advirtieron que hay cientos de tareas en las que sí se podrá avanzar en 2010, como el tendido de una línea de 500 kilovoltios (kV) entre la futura central y Agua del Cajón, en Senillosa, o la construcción de nuevas rutas o el inicio de la relocalización de las comunidades que quedarán bajo el agua.
Se estima que la primera turbina de la central hidroeléctrica debe entrar en funcionamiento en enero de 2016, a más tardar. El dato no es menor porque en ese momento comenzará a correr el plazo de 15 años de concesión al consorcio ganador de la compulsa y se iniciará el período de recupero de la inversión.
La selección en primer término del grupo liderado por Electroingeniería y OAS tiene como principal explicación el hecho de que el financiamiento del Banco Nacional de Desarrollo brasileño (BNDES) es superior al del resto. Propuso como costo de la obra 1.600 millones de dólares y ofreció colocar recursos propios por 1.000 millones.
La diferencia debería aportarla el Estado y aquí radica otra diferencia con los competidores porque Electroingeniería-OAS propone reintegrar el aporte público.
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