Oscuridad, yuyales, mosquitos y hasta víboras. Sin agua, electricidad ni gas, y calles que se adivinan entre las malezas. Así viven los vecinos del barrio Don Oscar, un loteo vendido hace tres años por una inmobiliaria de Pueblo Esther, que desde entonces reclaman soluciones que no llegan.
"Cuando compramos, en septiembre de 2007, la oferta era que los servicios de agua, luz y gas y el cordón cuneta se construirían en breve. Ya somos cuatro familias que terminamos nuestras casas y aún esperamos por esas promesas”, cuenta Silvana Quilici, que vendió su departamento en Rosario “para vivir en un lugar más tranquilo, que por ahora es un infierno”.
El loteo ocupa dos manzanas, donde hay una decena de casas en construcción y cuatro terminadas. Esas familias están viviendo “como pueden”.
“Hasta mi casa instalaron un cañito de agua de media pulgada, pero las otras familias no tienen ni eso y cargan baldes desde aquí. Y ni hablar de la luz”, se indigna la mujer, mientras señala un cable semienterrado entre el agua estancada.
“Algunos tienen luz porque vecinos del barrio General Motors les tiran un cable como gauchada, y otros por una conexión precaria desde el alumbrado público. Pero todo es un peligro”, cuenta por su parte Graciela Villalba.
“Cada vez que vamos a la inmobiliaria a reclamar nos prometen que para hoy, que para mañana, pero hasta ahora es nunca. Este lote lo pagué 27 mil pesos, y financiado me saldrá más del doble”, dice Quilici.
La dirección de la mujer, Colón al 2425, es por ahora sólo un eufemismo, porque el trazado de la calle se debe adivinar entre pozos y malezas. “Y ni hablar cuando llueve, porque como no hay desagües se llena todo de agua”, añade.
En ese marco, un grupo de vecinos dio los primeros pasos para recurrir a la justicia, adonde recurrirán, dice, “si es necesario”.
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