Luego de la polémica desatada por la denuncia de la Defensoría del Pueblo por los altos niveles de contaminación de los principales cursos de agua de esta capital, funcionarios del Municipio y del Concejo Deliberante recorrieron ayer los balnearios para constatar el estado de las aguas de recreación.
Ayer al mediodía, cuando miles de neuquinos buscaban combatir el calor navideño en las aguas del Limay, el edil a cargo del Concejo Deliberante Darío Martínez y el secretario de Servicios Urbanos, Juan Carlos Roca, visitaron los balnearios Gatica, Río Grande y Municipal.
“Son los que están en condiciones aptas para el uso público, no así el Figueroa (en el río Neuquén) que por problemas de contaminación no ha podido ser habilitado aún”, indicó Roca.
Y agregó que “todos los años se hace en forma permanente un muestreo en distintas épocas del mes para ver en qué condiciones están las aguas de recreación. Esto se hace con la AIC (Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas) a través de una metodología técnica con normas canadienses y en función de eso se determina si se habilita o no. Este año los análisis se han realizado y se seguirán haciendo. En el caso del balneario Figueroa no han dado bien y no se lo ha habilitado”.
El funcionario aclaró que los controles no sólo abarcan a las aguas naturales como son los ríos sino también a las piletas de clubes y hoteles que son de uso público.
Consultado acerca de la denuncia de la Defensoría, Roca admitió que “no es ninguna novedad que hay una carga de contaminación muy grande cuya causa principal es el rebalse del sistema cloacal de la ciudad. La mayor parte de la carga bacteriana, de escherichia coli, corresponde a desbordes cloacales que tienen que ver con que hay sectores de la ciudad, sobre todo en el oeste, que colapsan y los rebalses terminan en las bocas de tormenta y en los desagües pluviales y terminan en el Villa María o en el arroyo Durán”.
El secretario de Servicios Urbanos hizo una salvedad: “El Villa María sí llega al río pero a lugares no habilitados para balnearios, en la zona de la planta Tronador”; mientras que “el Durán tiene una estructura, un desvío a través de unas compuertas, y termina en las aguas del río Grande. Esa estructura impide que las aguas contaminadas del arroyo Durán ingresen al Balneario Municipal. Esa estructura se hizo en los ''90 y todos los años, cuando se inicia la temporada se activa para que la gente pueda bañarse”.
“Depende el lugar”
Pese a que Roca aseguró que la zona de balnearios no presenta contaminación, la Defensoría del Pueblo asegura que son los lugares más críticos (ver recuadro).
“Depende el lugar hay contaminación o no, no es una contaminación generalizada en el río Limay”, dijo. Y señaló que “las normas de uso balneario son para la temporada, cuando no hay uso balneario no tiene sentido mantener esas normas de seguridad”.
En cambio advirtió que el río Neuquén está contaminado por la planta del EPAS. El concejal Martínez indicó que exigirán “al EPAS un mayor control sobre las conexiones clandestinas de cloacas, situación que mejorará cuando se logre la sanción del marco regulatorio del agua y para que los canales Villa María y Durán soporten esta situación hasta que sean entubados”.
Mientras que el defensor del Pueblo de la Ciudad, Juan José Dutto, descargó contra el responsable de Servicios Urbanos del municipio: “En realidad para Roca, nunca hubo ningún problema ambiental en la ciudad de Neuquén, por lo tanto no es extraño que niegue esto”.
“Tenemos análisis históricos desde 2001 de Recursos Hídricos de la provincia y de la AIC de diciembre de 2008, donde hablan de contaminación”, añadió.
Y señaló: “Lo que pedimos es que de una vez el gobierno municipal, el provincial, la AIC, Recursos Hídricos o el EPAS den soluciones a este problema”.
Esta semana, el gerente del EPAS, Nelson Damiani, desmintió que la cuenca hídrica de la ciudad se encuentre contaminada por una importante carga bacteriológica, como denunció la Defensoría del Pueblo.
Damiani no dudó de la idoneidad de los organismos encargados de realizar las pruebas, pero aclaró que sólo se tuvieron en cuenta doce muestras.
"Nosotros manejamos más de quinientas a lo largo del año y trabajamos en conjunto con Recursos Hídricos y la AIC, que mensualmente nos mandan los análisis que hacen. Estamos haciendo controles permanentes en los cauces y bajo ningún punto de vista me hago cargo de las declaraciones del Defensor del Pueblo", explicó.
Los estudios de la Defensoría
Un informe de ese organismo asegura que se detectaron niveles de contaminación de por lo menos el doble de lo permitido. En los balnearios es más grave.
El polémico estudio presentado esta semana por la Defensoría del Pueblo de Neuquén da cuenta de la contaminación que sufren los arroyos Durán y Villa María y los efluentes de las tres Plantas de Tratamiento de esta ciudad que desembocan sobre los ríos Limay y Neuquén, y que en algunos casos duplica los niveles bacteriológicos permitidos por la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas (AIC) y establecidos por la Ley Provincial Nº 899.
El informe fue realizado en base a 12 de muestras de distintos caudales tomadas el 9 de noviembre pasado. Señala que en lo que hace a descarga de efluentes cloacales y/o industriales se hallaron 11.000 NMP (Número Más Probable/100 ml). El valor es casi el doble de lo aceptado, si se tienen en cuenta que los límites permisibles en el vertido de este tipo de líquidos a los cursos de agua son de 5.000 NMP/100 ml, según establece la Ley Provincial 899.
Pero lo más alarmante es que el estudio indica que la contaminación se traslada también a aquellos cauces utilizados para fines recreativos, tal es el caso de los balnearios, donde se fija como valor bacteriológico ideal, 1.250 NPM/100 ml. Pero el nivel de contaminación en los cursos de agua habilitados como zona de baño, es casi diez veces mayor a lo indicado por AIC, según destaca el informe.
La Defensoría del Pueblo señaló que las muestras analizadas para este trabajo fueron recogidas en condiciones donde la influencia de calor (5º y 13º C) y el nivel de caudal en los ríos (en el Limay, 1.200 metros cúbicos/ segundo, cuando el módulo medio es de 650 metros cúbicos/segundo) no actuaron en todo su potencial para fomentar la proliferación bacteriana.
Sucede que el aumento del caudal diluye la carga bacteriológica, en tanto las altas temperaturas, como las que se registran en verano, favorecen la reproducción de esta clase de microorganismos.
Las muestras de líquido fueron analizadas por el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y la Universidad Nacional de Cuyo.
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