Aunque las guerras del agua se remontan a más de 5.000 años, se creía anteriormente que era un recurso inagotable y sólo un tema problemático para unas pocas regiones.
Desde las periódicas inundaciones en el delta del Nilo, (antiguo Egipto) aprovechadas ya hace 7.000 años por la cultura El Fayum, y las primeras obras de canalización hace unos 5.500 años por la cultura Tasiense, siempre predominó la agricultura en su consumo. Pero las nuevas tecnologías (bombeo desde los ríos, fertilización, fumigación, abaratamiento de la extracción subterránea con su uso más frecuente para riego por inundación, aspersión, goteo, etc.) permite seguir aumentando cada vez más la superficie regada y un consumo mayor a la reposición natural en el orden mundial. Es evidente que como resultado del cambio climático, aumentaron los eventos extremos que son cada vez más frecuentes: sequías, inundaciones, temperaturas inéditas, ciclones, etc.
La globalización y el intercambio creciente de productos agropecuarios e industriales que origina, nos introduce a la pregunta sobre cuánta agua importamos o exportamos a través de esos productos.
Cuantificar la cantidad de agua que traemos o llevamos por los motivos antedichos, y su costo para producirlos nos inserta en el concepto de "agua virtual".
Diversas fuentes estiman que el comercio internacional de productos agrícolas absorbe en la actualidad un contenido de agua de 1.600 millones de metros cúbicos.
Según el informe de la UNESCO (2006) las fuentes potenciales de conflictos hídricos son: la escasez (permanente o temporaria), diferencia de fines y objetivos, factores sociales e históricos complejos (rivalidades, guerras, antagonismos previos), relación asimétrica entre localidades, provincias o regiones, asuntos específicos de política hídrica (construcción de presas, acueductos, desvíos de cursos, etc.).
Por otra parte debemos tener en claro (aunque las cifras difieren un poco entre sí, según los autores), que -agua oculta incluida- para producir por ejemplo 1 Kg. de arroz son necesarios 3.900 litros de agua; 1 Kg. de trigo 1.300 litros de agua; 1 Kg. de soja 1.800; 1 Kg.
de maíz 900 litros; 1 Kg. de pollo 3.900 litros; y 1 Kg. de carne vacuna faenada 15.500 litros (Fuente : Hoekstra & Arjen (2008). * Globalization of water.
El intercambio de productos significa de hecho la importación y exportación de agua virtual a través de los mismos.
El 80% de la tierra agrícola mundial se cultiva con agua de lluvia, lo que permite producir un 60% de la producción mundial. Vale decir que el 20% irrigado produce el 40% restante, es decir casi 3 veces más. Ante el aumento de la población mundial nadie puede oponerse a incrementar las cosechas, pero han llegado los tiempos de abandonar el derroche que significa el riego por inundación (salvo para el arroz y algún otro producto). También se deberá incrementar la reutilización de las aguas grises y las provenientes del uso industrial.
Es evidente que todo futuro avance tecnológico estará supeditado al deterioro o no de las condiciones ambientales (si se pudiesen reemplazar por otras tecnologías menos contaminantes la situación mejoraría en términos relativos).
Ante el aumento creciente en la demanda de agua a escala mundial, por el consumo agrícola (70%), industrial (20%) y humana, el agotamiento de fuentes no renovables como las aguas fósiles, el excesivo bombeo, con sus efectos en la salinidad y contaminación de las fuentes subterráneas, el transvase irracional de ríos, lagos, arroyos, y el desequilibrio que produce cuando no se realiza un estudio objetivo y previo de I.A.
(impacto ambiental), sin ocultos intereses económicos o políticos.
Si a esto le añadimos el cambio climático: calores, fríos, sequías o inundaciones cada vez más frecuentes y extremas que sólo algunas veces compensan el fenómeno anterior, encontraremos las causas que están agudizando los conflictos zonales, interprovinciales e internacionales por el dominio y uso del agua.
Gran parte de estas cuestiones se derivan como dijimos del uso abusivo del recurso agua, pero también de la ineficiencia en su aprovechamiento (riego por inundación, pérdidas excesivas en las redes, falta de conciencia sobre la magnitud del problema, etc.).
Pero las nuevas tecnologías (fertilización, fumigación, abaratamiento de la extracción subterránea con su uso frecuente para riego por inundación, aspersión, goteo, etc.), sigue incrementando cada vez más un consumo mayor a la reposición media anual en el orden mundial.
Por otra parte los conflictos bélicos reales y sus dramáticas consecuencias también forman parte del Cambio Climático y el calentamiento global.
Baste el ejemplo: un solo bombardero B-52 en vuelo quema 13.200 litros/hora de combustible. Según las propias fuentes del Pentágono, sólo la Fuerza Aérea de EE.UU.. en 2005 consumió 12.500 millones de litros!... Si sumamos las demás fuerzas concluiremos que el principal contaminador del planeta gasta en su aparato bélico más que todo el derrochón sistema de transporte de ese país. Con un 5% de la población mundial aportan el 25% de gases de efecto invernadero.
El fracaso de la cumbre de Copenhague donde los países industrializados hace ya unos 150 años a costa de comprar materias primas baratas en sus ex colonias, fueron pioneros en la contaminación del medio ambiente y ahora se niegan a pagar esa deuda histórica con el resto de la humanidad nos debe llamar a la reflexión.
Aún hoy siguen lucrando con un evento que pone en peligro el destino de nuestro planeta. "No hay un planeta B" decían cientos de carteles enarbolados por los manifestantes de Copenhague.
Por último, y en las palabras de Justin Lin, economista jefe del Banco Mundial "alrededor del 75 al 80% de los daños causados por el calentamiento global serán sufridos por los países en desarrollo, aunque sólo contribuyen con 1/3 de las gases de efecto invernadero". Me pregunto: llegaremos a tiempo o ¿cuántos años nos faltan para el colapso total?
(*) geocom@dcc.com.ar Icho Cruz (Cba).
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