Los habitantes del anillo central de uno de los monoblocks ubicados en la avenida Los Terebintos no pueden vivir desde hace semanas por el olor nauseabundo que emana de una cisterna en desuso que se rebalsa de agua potable, pero por el hecho de que las instalaciones no se usan, se pudre y genera un gran malestar a los residentes de el edificio cercano.
Al mismo tiempo, el estanque se convirtió en un foco de peligrosas enfermedades, ya que la superficie de agua se convirtió en un verdadero criadero de moscas, bichos y de mosquitos, probablemente también del aedes aegypti, el transmisor de la enfermedad del dengue.
Esta situación se declaró en el monoblock que está usurpado (el otro fue reparado y licitado por el IPV) por unas 39 familias que viven en muy precarias condiciones y sin contar con los servicios esenciales.
La cisterna está construida en la parte de abajo de las escaleras que suben a los departamentos, y su función original era la de almacenar el agua para bombearla a un sector del edificio.
Pero como el conglomerado se abandonó y luego fue usurpado por las familias, las conexiones de agua se mantuvieron y, por lo tanto, en forma relativamente periódica, el agua llega a la cisterna, la rebalsa y se forma una peligrosa laguna en el subsuelo del ingreso a un sector de los departamentos. Luego, con el paso de los días, el agua se filtra y luego se vacía el lugar.
Pero mientras tanto, por la acumulación de basura, de desperdicios y posiblemente también por la rotura de alguno de los caños de las cloacas (según sospechan los vecinos por el olor que rápidamente sale del subsuelo), el sitio se transforma en el mejor ambiente para moscas, cucarachas, mosquitos y una inmensa cantidad de bichos.
"El riesgo para nuestra salud es inmenso, nosotros tenemos chicos, pero nadie viene a solucionar nada. Llamamos a Aguas de Catamarca, al ENRE, pero nadie nos da una solución", manifestó Julia Agüero, una de las vecinas que dialogó con este diario.
Por otro lado, otro vecino relató que con su familia vive de la venta de alimentos preparados en su casa, y aseguró que "cuando vienen los chicos a comprar, nos da vergüenza por el olor que hay en todo el edificio, pero no es culpa nuestra, ni mucho menos es porque las cosas están en mal estado. Es que esto nadie lo arregla, y nosotros tenemos que vivir con todo eso podrido ahí".
La gente destacó que el agua que ellos consumen no está contaminada por lo que ocurre con la cisterna, puesto que se proveen por mangueras y otras conexiones precarias que llegan por la superficie desde las casas vecinas.
"Esto es imposible de tolerar, nadie nos ayuda ni mucho menos van a venir a arreglarlo", aseguraron los vecinos.
El riesgo para la salud
Mientras los vecinos miran con resignación cómo la cisterna del edificio se llena de agua, ni la empresa prestadora del servicio de agua potable y cloacas, ni las autoridades de la Municipalidad, ni los responsables del COE Dengue se preocuparon por esto.
En el marco de un seguro rebrote del dengue, Aguas de Catamarca y el COE Dengue se preocuparon por dejar en claro que se intentará "secar" la ciudad evitando pérdidas. Y la Municipalidad, hasta la fecha, se ocupó de multar a los vecinos que derrochan agua lavando las veredas. Pero nadie parece advertir el riesgo en el monoblock: es agua limpia (en la que se reproduce el mosquito del dengue) y se pudre con frecuencia, poniendo en serio riesgo la salud de la población.
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